Aramits, en el Pirineo francés
Por Esperanza Cabello
Hace casi treinta años comenzó, por los azares del trabajo y los intercambios con institutos franceses, una aventura que aún hoy continúa. Tuvimos la suerte y el privilegio de conocer a una familia magnífica, una pequeña familia, del Béarn, nuestra "familia flamenca del Pirineo", a la que nos unen, desde entonces y para siempre, lazos de amor y de amistad.
En este lugar idílico, de montañas verdes y tranquilidad ante todo, al que hemos seguido yendo cada verano, conocimos a Tintine y a Tite, chez Ounces, los abuelos de la familia. Los dos abuelos granjeros desde siempre, él pastor, de los que subían a los pastos en La Pierre y se quedaban allí con sus ovejas en su cabaña durante largas temporadas, mientras Tintine (Léontine Tham-Tham) se ocupaba de la granja, de la huerta, de los animales, de los patos, las gallinas y de su hija Michelle...
Aprendimos de Tintine la hospitalidad de la gente del país, una mujer discreta y muy interesante, apasionada de su tierra, de su familia, de sus costumbres. Para nosotros era el reflejo de las cosas bien hechas, de la amabilidad y del orgullo. Con ella aprendimos el funcionamiento de las antiguas granjas, supimos del terremoto del 67 y nos inspiró para el grupo Ubrique en el Recuerdo, aprendimos a hacer mermelada y a escoger las verduras en el huerto, aprendimos a mirar el cielo del Pirineo para saber si venían tormentas y a observar a los corzos y los ciervos en la loma mientras pastaban entre las vacas de la granja. Tintine nos abrió su corazón a todos y se convirtió en parte de nuestra familia, en la "abuela francesa", fue un punto de referencia para todos nosotros.
Junto a Tite nos alojó en su casa y se interesó desde el primer momento por nuestra vida, por nuestro pueblo, por nuestra familia, haciéndose indispensable en los viajes veraniegos de cada año.
Y parecía, cuando íbamos a visitarlos todos los veranos, que Tintine y Tite eran eternos, que habían hecho un pacto con las montañas e iban a seguir allí siempre, con sus palomas, acompañando a nuestros hijos para pastorear a los patos, recogiendo los tomates del huerto o dando de comer a los conejos.
Pero solo parecía. Tintine se ha despedido de sus montañas y de su familia, se ha alejado de sus queridos Tite, Michelle, Jean Michel y Jeanne; se ha alejado de los partidos de ruggby, de las charlas con el cartero que subía cada mañana a la colina, de las visitas a su querida nieta, de la ropa pulcramente planchada, de las mermeladas de fruta, de la leña meticulosamente cortada y ordenada, de la hierba fresca de las colinas de Ounces.
Tintine se ha despedido y nos hemos quedado todos aún más huérfanos.
La familia ubriqueña y roteña te llevará siempre en el corazón, Tintine.
A pesar de la distancia, estamos todos ahí, con vosotros
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Tintine siempre fue una gran jardinera, tenía muy buena mano para las plantas y las flores, a las que trataba con especial dedicación y cariño. Como dice su nieta Jeanne, le habría gustado mucho ver estas preciosas flores. Descansa en paz, querida Tintine💜
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