lunes, 28 de enero de 2019

Las costureras de a pie

Cosiendo petacas con un boje Ubrique 1932
María Villalba Marín



Por Esperanza Cabello

Hemos hablado muchas veces del importantísimo papel que las costureras de Ubrique han jugado, y juegan, en la importancia delamanufactura de artículos de piel.
Pero a veces se nos olvida que existieron otras costureras, las costureras del boje (herramienta heredada de los talabarteros y guarnicioneros), que con aquellas puntadas milimétricas hicieron que las petacas de Ubrique fueran las más especiales de todas las que se fabricaban en España, pues esa precisión,esa exactitud, esa rigurosidad en las costuras las hacían diferentes.
Y, aunque actualmente este tipo de costura se ha perdido, creemos que todas estas mujeres, desde doña Ana Poley Ortiz, esposa de don Ángel Vecina, que llegó a Ubrique en 1795 (en este enlace) hasta María y Pepa Román Cordón (dos de las últimas costureras de petacas de Ubrique), merecen un recuerdo y un reconocimiento en nuestro pueblo.

En un rinconcito, una plazuela, un jardín o en cualquier lugar de nuestro pueblo deberíamos tener un recuerdo de estas costureras de petacas, las costureras del boje, para que no se olvide esta profesión que tanta buena fama nos ha dado desde el siglo XVIII hasta nuestros días. Quizás en la Pilita Abajo, en la nueva esquina, una escultura, unas fotografías, un trampantojo dibujado en la fachada (aquí algunos ejemplos), o un monolito como en la plaza del Petaquero.
¿Qué les parece?


Costureras de la calle Rojas 1955


Nuestro padre, Manuel Cabello, escribió en 1993 un artículo titulado "Las costureras de a pie", dedicado precisamente a estas artesanas.



LAS COSTURERAS DE A PIE (22-3-93)


María y Pepa Román Cordón son las dos únicas supervivientes de las primerísimas costureras de petacas que existieron en Ubrique, desde sus comienzos en este arte singular, en el siglo XVIII, hasta los años cincuenta. En ellas se enmarca el quehacer de esta extraordinaria, paciente, artística y laboriosa tarea de coser la petaca a mano.

Los nuevos derroteros del Ubrique artesanal pasan un pequeño bache porque se avecinan los tiempos de la modernidad, producción y buen acabado que Ubrique impone por las necesidades del momento. Aparte de esto, aquellas famosas petacas ubriqueñas, con su gran contenido cultural, tienden a desaparecer como tal al no fabricarse los paquetes que contenían el tabaco: el cuarterón, la libra, la media libra y el paquetillo; y aparecen los nuevos envoltorios para los cigarrillos, que ahora son Ideales, Celtas, Caldo Gallina, Canarios y otros, para los que se fabrica otro tipo de petacas, conocidas como pitilleras, dignas herederas de su abuela la petaca pero fabricadas con otros patrones y otros materiales.


No obstante, como la tradición cultural de la petaca es enorme, se siguen recibiendo pedidos de petacas hasta bien entrados los sesenta, momento en el que desaparecen y con ellas ese gremio de antiguas costureras de petacas, que eran esenciales para el buen acabado de las piezas.

Y es en ese momento de cambio entre los cincuenta y los sesenta cuando nos encontramos con María y Pepa.


.

1 comentario:

Unknown dijo...

Magnífica la idea que propone Esperanza para la nueva esquina de la Pilita Abajo, ya que contribuiría al exorno de la plaza, así como a sacar del anonimato a esas mujeres – “las costureras de a pié” - de precisión milimétrica en las puntadas que contribuyeron en su tiempo al apogeo y conocimiento de Ubrique como “el de las petacas”.
En todas las ciudades de España se pueden ver en calles y plazas esculturas en bronce u otro material de personas o tipos populares ejerciendo su profesión, tal es el caso del grupo de cigarreras junto a la antigua Fábrica de Tabacos en Cádiz, hoy Palacio de Congresos.
Afortunadamente cada día recibimos más grupos de visitantes que, después de pasar por la Oficina de Turismo, se dirigen a La Plaza pasando por la Pilita Abajo. Los guías podrían hacer un alto en la amplia acera junto a Cajamar y explicar qué significa para Ubrique la patacabra que está representada en el suelo, la fuente y, caso de que la idea de Esperanza tuviera apoyo popular y del Ayuntamiento, se completaría la mejor puerta de entrada – turísticamente hablando – al resto del casco antiguo.
Desde hace varios años, Ubrique está despertando del letargo al que tenía sometido el turismo, dejando vía libre a otros pueblos de la zona a los que nada tiene que envidiar en este sentido. Se ha avanzado mucho, pero todo lo que se haga redundará en beneficio de todos.
Laruvi