sábado, 13 de junio de 2020

La desescalada

Las sierras de Ubrique desde la Viña del Boniato






Por Esperanza Cabello

Hace exactamente tres meses que volvimos a casa del trabajo sabiendo que algo muy grave estaba sucediendo, tres meses que oímos decir que en nuestro país se declaraba el estado de emergencia y que nuestras vidas se iban a ver sacudidas como nunca antes.
Y poco imaginábamos que iba a ser tan grave, tan doloroso y tan traumático. Que nos íbamos a ver separados de nuestros seres queridos, que no íbamos a poder ver ni abrazar a nuestros hijos ni a nuestros hermanos, que íbamos a perder, de una forma devastadora, a nuestros seres queridos...
Vaya por delante nuestro cariño por aquellos que más han sufrido y nuestro pesar por las vidas de tantas personas. También nuestra comprensión con los que aún están sufriendo y nuestra admiración por tantas personas solidarias, tantos profesionales de verdad, tantas buenas personas.

Pero ya estamos llegando a un mejor momento, y es muy necesario que todos vayamos retomando las actividades cotidianas y que apoyemos con firmeza a los negocios locales, cada uno en su pueblo apostando con firmeza por los nuestros. Por eso estamos pensando que somos muy afortunados de tener un buen abanico de posibilidades de ocio que podríamos comenzar a aprovechar.
Por ejemplo, hay un lugar  ideal para intentar volver a coger la onda de la "normalidad" de los fines de semana, uno  de los lugares más señeros de Ubrique, en la viña del Rubi (conocida popularmente como la "viña del moniato").
Qué mejor lugar, al aire libre, amplio y familiar, para comenzar nuestra particular desescalada. Seguro que es un pleno acierto.. Ir a las viñas los fines de semana es una tradición ubriqueña desde siempre; tomarte las aceitunas, el mosto, el picadillo, las papas con huevos y disfrutar del paisaje, de la tranquilidad, de la familiaridad de la viña es algo que no tiene precio.
Y para los más pequeños poder correr (hay una nueva cancha infantil), dar saltos, jugar con los gatitos, estar sueltos y tranquilos es una verdadera felicidad.

Así que aquí comienza la desescalada en nuestro pueblo, cambiando la seguridad del hogar por la tranquilidad de la viña, y disfrutando, una vez más, de las buenas tradiciones gastronómicas de la sierra.


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