El yacimiento romano de Ocurris. Fotografías para una historia.

 

Universidad de Sevilla. Legado Carriazo

Fotografías realizadas entre 1968 y 1970

Por Esperanza Cabello

 

De vez en cuando el gen de la investigadora "hormiguita", que heredé de mi madre, y el gen del investigador apasionado, que heredé de mi padre, se unen, y hacen que, con la ayuda de los amigos que nos dan buenas pistas (gracias, José Manuel), hagamos descubrimientos que, para nosotros, son muy importantes y nos dan mucha fuerza para continuar con nuestro trabajo después de más de diecisiete años de blog y estudios.

Hoy es uno de esos días; ya habíamos encontrado, en 2018, el legado Carriazo, pero solo habíamos podido publicar algunas fotos, sabíamos que estaba incompleto, y que forzosamente habría más fotos, pero en aquel momento no las encontramos. Más tarde, en 2022, nuestro amigo José María Gavira volvía a hablar de ese legado y publicaba aquellas fotos (en este enlace) de las ruinas de Ocur.  Hoy nosotros hemos dado un pequeño pasito más, a las imágenes que entonces publicábamos, se unen otras que serán, sin duda, un magnífico material para los próximos trabajos en el yacimiento y que, además, nos permitirán a todos recordar cómo era la zona antes de las primeras excavaciones de los setenta.

Además, también sabemos que existen cuatro legajos de correspondencia y datos que aún no están digitalizados y que serán aún de más utilidad. 

¿Habrá alguna carta de nuestro padre? Seguro que sí, le escribió tantas veces para invitarlo a venir a conocer nuestra ciudad romana que por fuerza debe de quedar algún escrito.

 

Poquito a poco iremos desgranando y explicando cada una de las imágenes, y, si podemos, los legajos, pero en este momento las compartimos con todos para que cada uno pueda disfrutarlas a su manera.

 

Aznalmara

 Para los más interesados, en este enlace de la Universidad de Sevilla podemos acceder a las fotografías originales y a los datos de cada una de ellas.

Muchas gracias de nuevo a José Manuel Amarillo por habernos abierto la puerta de este lugar olvidado, y por recordarnos que los archivos hay que visitarlos de vez en cuando porque, en realidad, están vivos.

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