martes, 13 de enero de 2015

El cristo de Benaocaz, talla de Antonio Asensio de la Cerda, 1766




Por Manuel Cabello Janeiro (en 1975)


Nada mejor para dar comienzo a este trabajo, circunstancialmente demorado en tres ocasiones, que comenzar con el principio de la última vez que intentamos dar por finalizados nuestros estudios sobre la colosal talla del Cristo benocaceño.

            Corría el mes de septiembre de 1974. No hace aún un año. Como siempre la ilusión puesta en un trabajo que creímos terminado. ¡Pero no!
Decíamos entonces:



“Es tremendamente difícil comenzar un trabajo que de por fuerza ha de tener un final y esta es la hora, 1 de septiembre de 1974 que no podemos dar por finalizado. Como siempre, lo que mucho vale mucho cuesta. Y seguíamos…



            Febrero, 1972.- Circunstancialmente, nuestro Grupo 208 había iniciado una excursión a Benaocaz, bellísimo pueblo de la Serranía Gaditana. A escasos kilómetros de Ubrique, siete por carretera y cuatro por vereda o trocha, se asienta en la sierra del Cao. Pueblo de gran raigambre histórica, (se le conoce como fundación del “hijo de Ocaz”, reyezuelo árabe, en la época de nuestra Reconquista), hoy reposa tranquilo junto a las moles gigantescas de sus montañas, en espera de un porvenir mejor.

            Sus aproximadamente quinientos habitantes son gente de lo más amable y agradable que pudiera imaginarse. No podemos destacar a ninguno, porque desde su alcalde don Marcos Orellana Puerto hasta el último benocaceño, todos se han volcado en atendernos cuantas veces hemos tenido que subir para el estudio de la talla.

            Sus escuelas, pertenecen, o mejor dicho, están administradas por la dirección del Colegio Nacional de Ubrique.

            Por su clima de alta montaña Benaocaz goza en el verano de una temperatura envidiable, pero en la fecha en que realizamos nuestra primera excursión hacía un frío espantoso que recordamos perfectamente.



            El motivo principal para realizar aquella primera visita, en febrero de 1972, estaba relacionado con el problema que se le presentaba al pueblo benaocaceño tras la declaración en ruinas de su primer templo parroquial. Graves fisuras habían aparecido en la techumbre de su fábrica, amenazando inminente ruina y desprendimientos. Los buenos benocaceños, conscientes de su deber, habían decidido cerrar su primer templo parroquial llevándose todas sus imágenes, enseres, ornamentos, etc. a casas particulares, al Club Juvenil y a la  ermita de San Blas.

            Poco tiempo después, a principios de marzo, la nave lateral se resquebrajaba, terminándose por hundir su techumbre. A Dios gracias los benocaceños habían salvado a tiempo todo su tesoro parroquial.

            La curiosidad y el espíritu de estudio del Grupo 208 nos hizo ir en aquellos meses con relativa frecuencia, porque entre todas las esculturas descolgadas de su sitio. Había una que nos llamaba la atención: Se trataba de un Cristo Crucificado de un magnífico acabado. De su historial, nada ni nadie, podía darnos encarte.

            Con el fin de ir armonizando todos los detalles de estas memorias, conviene recordar algunos extremos relatados en diversos “informes” que en sus días emitía el Grupo. De entre nuestros archivos sacamos los siguientes:



Marzo, 1972… El Cristo de Benaocaz. Un nuevo dato tenemos que añadir a este objetivo. Se trata de que los más viejos del lugar  lo llaman el “Cristo de la Escuela”. ¿Tendrá esto que ver con lo que sospechamos sea la “escuela” de escultura, quizás la del escultor granadino Diego de Siloé? Si así lo fuera se confirmaría nuestra sospecha. Recordemos como en un posterior “informe” al descubrimiento de la talla, haciendo alusión a la inscripción de la misma creímos se trataba de un discípulo de Diego de Siloé, tesis que se vendría abajo al confirmarse la fecha de ejecución de la escultura que es muy posterior a la que creímos.
 Estos datos no restan méritos a la imagen.



Abril, 1972… El Cristo de Benaocaz. Hoy tenemos nuevos elementos de juicio e informamos sobre el tema. Hemos realizado varias excursiones para contemplar algunas tallas de las descolgadas. Para ello hemos pedido el correspondiente permiso a la autoridad, que nos ha sido concedido, y que adjuntamos a la presente.
 En su día se envió este permiso para constancia en el Programa y al momento presente carecemos de copia del mismo. No creemos que sea necesario adjuntarlo de nuevo, ya que se cumplió, como decimos, con este trámite.

            Algunas del as imágenes han sido llevadas a la casa del zapatero del pueblo, don Sebastián Ramírez Benítez, con domicilio en la Plaza Falange Española y en una de las habitaciones de su casa han sido depositadas.

            La que más nos llama la atención es el Cristo, en madera, de línea muy bonita.

            Las fotos (que adjuntamos) lamentándolo mucho, no son muy buenas pero pueden dar idea de la colosal talla.

            Mirándola y remirándola, ya que está apoyada en el suelo, don Manuel ha encontrado unas letras, de estilo gótico, en las que se puede leer más o menos: ANTONIUS ASIENSO D L FECEIT ANNO 1..7.6 (parece ser 1766).

            Como veremos, más adelante haremos las aclaraciones oportunas a todos los fallos que cometimos en nuestras primeras inspecciones.

            Continuando con lo que decíamos en aquel memorable informe (abril, 1972):"Como podrán comprender, esta escritura no está muy clara, y escribiremos a Bellas Artes en Sevilla para que nos lo aclaren. Tenemos la confianza de haber dado con una pieza valiosa".

           

            Efectivamente, escribimos a Sevilla y en brevísimas fechas, en mayo de 1972 (justamente hace en estos tres años), nos visitaron don Salvador de Sancha Fernández, Director del Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla y don José Gregorio Moya Balgañón, Inspector de los Servicios del Patrimonio Artístico Nacional, que  era entonces Conservador de Museo de Bellas Artes de Sevilla, a los dos acompañamos todos los componentes del Grupo, girando nueva visita a Benaocaz. Allí nos recibieron muy amablemente el párroco, don Jesús Bellido; el alcalde, don Marcos Orellana; el secretario del ayuntamiento, don Joaquín Garzón y el Hermano Mayor de la Cofradía, don José Álvarez.

            Su primera impresión sobre la talla fue extraordinaria. Verdaderamente les había gustado. Estuvieron allí toda la mañana tomando apuntes, fotos, datos, notas y cuanto para su trabajo de investigación necesitaban…

            Por último se marcharon, y quedaron en darnos soluciones al problema.

            Después, estas soluciones tardarían más o menos tres años en llegar.



            El Grupo 208, mientras tanto, estaba de lleno trabajando en dos de los objetivos que tenía como meta, “La valoración del Columbario” y la famosa “Cabeza deBronce”, aquella pieza que había aparecido de una forma casual, buscando “figuritas” para el Belén, y se había transformado en “un bronce pleno, de pátina verde oliva, pieza de aplicación, en magnífico estado de conservación, aún no publicada y que por su forma bien pudo servir de asidero para un oenochoe (una especie de jarra), o bien para cualquier otro recipiente…”. Fue un objetivo que alcanzó una Mención de Honor al final de la 7ª Campaña.

            Pues bien, este objetivo estuvo pendiente de sentencia nada más ni nada menos que dos años y cuatro meses. Y es que, como ya decíamos en aquellas Memorias de agosto-septiembre de 1973, durante todo el verano de 1972 estuvimos ocupados en la confección de las Memorias sobre el Columbario, objetivo que después sería Trofeo de Oro de Misión Rescate.

            No es por tanto de extrañar que el trabajo con nuestro Cristo fuera cayendo un poco en el “dejarlo para más adelante”.

            Con el curso 1973-1974, durante la octava Campaña de Misión Rescate, una serie de hechos se suceden casi correlativamente.



1º. Con motivo de nuestro viaje por el Levante español (premio anexo al Trofeo de Oro) en tierras alicantinas tuvimos el gusto de conocer al entonces Director de los Estudios de R.N.E. en Alicante, don Julián Crespo Moreno, del cual guardamos los más gratísimos recuerdos. Por necesidades de la Red, este señor vino al Campo de Gibraltar como Director de la  única emisora de R.N.E. existente en nuestra provincia. En su deseo de ampliar el campo de difusión de la misma, pidió al Ayuntamiento ubriqueño que se nombrara un Corresponsal local para atender esta zona de la Sierra Gaditana.

            Y por arte de “birlibirloque”, este nombramiento recayó en la persona de nuestro Maestro-jefe, don Manuel Cabello Janeiro. Así ha sido como nuestra provincia ha estado de lleno muy enterada de nuestras quisicosas de Misión Rescate, pues desgraciadamente, y ya lo hicimos contar en diversas ocasiones, las emisiones de nuestros programas apenas si llegan a nosotros. Tanto han calado en nuestra provincia estos temas asiduamente tocados por el corresponsal ubriqueño, que tenemos correspondencia de diversos puntos animándonos, felicitándonos, etc. Y que incluiremos en nuestro reportaje fotográfico



2º. Y para que la cosa no quedara en menos, otro nombramiento recayó en la persona de nuestro Maestro-jefe, con credencial del Ministerio de Educación y Ciencia, y procedente de la Dirección General de Bellas Artes, de la Sección 1ª del Patrimonio Artístico, como Consejero Local de Bellas Artes, tal y como decíamos en un feliz comunicado remitido al Programa con fecha enero 1974. En él decimos: “Este nombramiento, nacido al calor de Misión Rescate, es un galardón más que nos honra, haciendo partícipe de él a cuantos han promovido esta actividad en la Escuela.”

En informes remitidos al programa con fecha enero 1974, textualmente decíamos:
 “ En principios centraremos nuestros trabajos en el Cristo de Benaocaz, del que tenemos las mejores referencias. Ya sabe el Programa que dicho objetivo se propuso en la VIª Campaña, pero varias causas lo han demorado. Creemos que ya está a punto. También conviene recordar aquí que en el programa debe  haber constancia de un escrito de la Alcaldía de Benaocaz por el que se nos autorizaba a llevar a cabo estudios en sus límites municipales”.

Continuando con nuestro rastreo en nuestros archivos tenemos otro escritoa la vista,  de mayo de 1974 en el que entresacamos lo que sigue:

 “ Hoy nos harán entrega de varios reportajes fotográficos realizados en estos días pasados de vacaciones (puente de San José y Semana Santa), en el que hemos aprovechado el traslado de la imagen del Cristo de Benaocaz, desde donde estaba guardada, en casa del zapatero, hasta su recién arreglada iglesia.
 Nos explicaremos. En la VIª Campaña, habíamos declarado la existencia de un Cristo Crucificado en Benaocaz, en el que por cierto  habíamos encontrado una inscripción en el sudario. Después de muchos meses intentando descifrar el significado de ella (estaba muy borrosa) hoy podemos garantizar la legitimidad de la misma, así como su verdadero sentido. Y todo por un hallazgo casual de un libro muy curioso que nos facilitó el Hermano Mayor de la Hermandad de Penitencia del mismo Cristo, don José Álvarez Franco
El libro, forrado en pergamino, dice en su tapa: APUNTES SOBRE LAS IMÁGENES, RETABLEO, TERNOS Y PLATA DE LA SACRAMENTAL ERMITA. –OBJETOS PERTENECIENTES Y OTROS VARIOS. –COMPRENDE LOS AÑOS 1678 A 1914.

En dicho libro, y en su página tres encontramos la solución al problema que teníamos sobre la procedencia de la talla, adjuntamos fotocopia de la página mencionada. En nuestras Memorias, también enviamos fotocopia de la misma. Solo que tenemos un problema sobre si es Antonio o José, puesto que en la inscripción textualmente dice: ANTONIUS ACIENSO DE LA SERDA ME FECIT ANNO 1761 IN HAC VILLA DE BENAOCAZ, y en el dicho manuscrito aparece el nombre de José, y no obstante renglón más abajo, aparece el nombre de Antonio. La palabra “Acienso” (legible perfectamente en la inscripción, parece ser se trata de un patronímico, no reflejado en el libro. ¿Será Asensio?)



Siguiendo con nuestros archivos, casi nos interesa transcribir lo que en agosto 1974 escribíamos. Decíamos así:



“¡Que no! ¡Que no puede ser! Con cuántas ilusiones hemos caminado, en esta casi finalizada Campaña (la VIIIª), para al final no poder encontrar el certificado de la autenticidad y carácter de inédito de cuanto se refiera al CRISTO DE BENAOCAZ.

Por anteriores informaciones ya habrán visto cuánto de interés hay relacionado con la imagen. Pero las cosas se van complicando. Hemos tenido que realizar varios viajes a Sevilla, siempre con el mismo tema, y tras arduas deliberaciones y consultas, tanto el escultor, Acienso de la Serda, como la propia imagen, de una calidad sin precedente, son totalmente desconocidos. Se sospecha que el autor no sea de la Escuela sevillana, pues en este caso habría conocimiento de Bellas Artes, y no los hay, sino que pertenezca a cualquier otra escuela,  la escuela castellana, por ejemplo, incluso hay quien sospecha que sea de algún indiano desconocido.

Lo cierto y lo fijo es que causa admiración nuestra talla, de una exquisitez extraordinaria, a todos cuantos la han visto en Sevilla y que están íntimamente relacionados con Bellas Artes, pero que no acaban de dar en el clavo. No obstante don Manuel fue a visitar a don Salvador de Sancha, y por mediación de él se tienen contactos con Madrid y Valladolid, para ver las soluciones a este enigma…”



Un poco más adelante, de esta misma información al programa decíamos:



“A manera de anecdotario, conviene destacar en esta información que el pasado octubre 1973 y en la entrega de los Trofeos de la anterior Campaña (al Grupo 208 le correspondía una Mención de Honor por sus trabajos sobre la cabeza de dragón), asistió como representante de Bellas Artes en Madrid, el Inspector Nacional del Patrimonio Artístico, señor Moya Balgañón (en la actualidad Conservador del Museo del Prado) y entre los comentarios que hizo a don Manuel (que fue el solo el que acudió a Madrid, por tratarse de Trofeo de Honor) está el que consideraba al Cristo de Benaocaz como pieza única y de una calidad superior a los objetivos presentados en la pasada Campaña (no hay que olvidar que el Señor Moya Balgañón realizó un concienzudo estudio en Benaocaz, cuando le fue interesada su presencia por el Grupo en mayo de 1972).

¡Imagínense ustedes qué maravilla sería el haber encontrado algo verdaderamente excepcional…”



En este mismo “informe”, continuamos hablando sobre la autenticidad del autor, fecha de ejecución y lugar de creación, que por reiterativo en estas Memorias no transcribimos, pero sí uno de sus últimos capítulos en el que señalamos: “… Benaocaz es un pequeño pueblo. Unos 500 vecinos. Pues bien, en su callejero hay una calle con un nombre muy bien puede tener relación con el Cristo. Se llama Ascencio Gil. Nadie sabe quién pudo ser este señor, pues su nomenclátor es muy antiguo. ¿Tendrá esto que ver con el autor del Cristo?”

Y como última parte del sondeo en nuestros archivos, transcribiremos, por su interés para las memorias una parte del escrito enviado con fecha octubre 1974
Decíamos así:


“… Ya nos temíamos, y así lo hacíamos constar en las Memorias que tenemos escritas de la pasada temporada, que el Cristo de Benaocaz presentaría las dificultades propias del dictamen de los técnicos. Y… ¡Benditas dificultades!, porque estos tropiezos darán más valor aún más nuestros trabajos… si es que somos capaces de darles fin".
 Nos explicaremos:

Finalizado el mes de julio, en el que nuestro maestro-jefe estuvo ausente por unos cursillos de la 2ª Etapa de E.G.B., todo el mes de agosto lo dedicamos al montaje de las Memorias, redacción de las mismas, aportación de documentos y cuanto de interés para las mismas era necesario.

Por otro lado, aprovechando los días de asueto veraniegos el Grupo se desplazó a Sevilla para entrevistarse con el Director del Museo de Artes y Costumbres Populares, don Salvador de Sancha. A él le llevamos, como así también al Conservador del Museo de Bellas Artes sevillano, una serie fotográfica del Cristo y un pequeño historial de los trabajos llevados a cabo por el Grupo 208 durante los dos largos años que llevábamos estudiando esta talla.

Las primeras noticias no fueron nada esperanzadoras: Se insistía una y otra vez en que el Cristo era una maravilla, que era inédito, pero, y he aquí lo sorprendente, su autor, localizado por nosotros en la inscripción del sudario y en el manuscrito del pasado siglo, es totalmente desconocido en los catálogo estudiados.

A pesar de esta contrariedad nos pusimos, como hemos dicho, a intentar redactar aquellas memorias con la misma frase que al principio de este trabajo, decimos: Tremendamente difícil es comenzar un trabajo, que de por fuerza ha de tener un final, y esta es la hora, 1 de septiembre de 1974, que no podemos dar por terminado.

Desde nuestra visita a Sevilla en el mes de agosto no paramos de intentar que se emitiera el certificado técnico (porque siempre hubo un “pero”), pero la idea de que nos encontramos ante un autor desconocido o nuevo se fue acentuando más y más, hasta que por fin desistimos de remitir o presentar nuestras memorias hasta mejor ocasión.

Por un lado los organismos competentes de Bellas Artes remitieron a Valladolid el historial de la imagen y desde allí, confirmaban que el autor, a pesar de la belleza de la imagen, seguía siendo desconocido. ¡Más interés para el trabajo!



Nuestro Maestro-jefe hubo de trasladarse a Madrid por asuntos profesionales el pasado día 3 de octubre, casi finalizada ya la VIIIª Campaña, y aprovechó esta coyuntura para personalmente visitar al Jefe Nacional de los Servicios de Información del Patrimonio Artístico Nacional e Inspector Nacional de Bellas Artes, don José Gabriel Moya, pero esta entrevista no pudo tener lugar, aunque sí lo recibió su auxiliar, informándole de los conceptos ya conocidos: belleza, patetismo, valor y desconocimiento total de su autor.

Como es lógico de suponer, surgieron nuevas hipótesis, como la que trataba a su autor ANTONIUS ACIENSUS DE LA SERDA (mediados del XVIII) como extranjero, pero quedaba bien sentado que no se trataba de un autor ocasional, ya que la obra es perfecta y tuvo que haber hecho muchas más. Interesante noticia. No solo el Grupo 208, descubre una buena talla, sino que además, si la cosa sigue así, nos hemos encontrado con un artista no catalogado.



Y hasta aquí nuestro resumen sobre la labor realizada durante estos tres largos años.

Anecdotarios en este largo tiempo ha habido muchos y variados. Ahora recurriremos a “nuestro archivo memorístico”.

Cuando el obispo de Jerez de la Frontera, Monseñor Bellido Caro, vino a Benaocaz a la inauguración de la Parroquia en la Semana Santa del 74, el párroco de Benaocaz le presentó a los miembros del grupo y el obispo les felicitó con unas cordialísimas palabras. Esto a nosotros nos llena de orgullo y satisfacción, máxime cuando en la homilía que dirigió al pueblo benocaceño se refirió a los trabajos del Grupo en pro de conocer la autenticidad del Cristo que ocupa el altar mayor.

A través de nuestro álbum fotográfico (en el que esta vez hemos cambiado su tradicional formato, con una decoración sobre la “Rendición de Breda”) iremos describiendo esta colosal talla, que al presente ocupa un lugar preeminente de la imaginería española, y que, conocida desde siempre por los buenos benocaceños, hoy día tiene lugar de honor en el Patrimonio Artístico Nacional.





Ubrique, mayo de 1975



Manuel Cabello Janeiro






Nota a posteriori: Aunque aún no disponemos del certificado, hemos tenido conocimiento de una familia de imagineros de Cieza (Murcia): los Asensio de la Cerda. Pedro Asensio de la Cerda nació en Cieza en 1703 y se trasladó a Málaga con su hermano Antonio alrededor de 1725. En Málaga se asentaron Pedro y su hijo Vicente, siguiendo la escuela de Pedro Mena.

Antonio, por su parte, hizo tallas en varias provincias andaluzas, desde Granada hasta Cádiz, de él se conocen, además de la fantástica talla del Cristo de Benaocaz, las siguientes:



Virgen de los Reyes de Granada, la Virgen de los Dolores de San Juan de Málaga Dolorosa de Fe y Consuelo de Monte Calvario de Málaga, la Virgen de los Dolores de la Parroquia de Santa María de la Encarnación de Sedella (Málaga), el Niño Jesús Crucificado de la parroquia de Santa Cecilia de Ronda, el Niño Jesús de la Espina, del convento de la Caridad de Ronda, el Crucificado del convento de las Madres Franciscanas del Patrocinio de María, de Ronda; San Juan Evangelista y San Juan Nepomuceno, del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, de Olvera.












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