miércoles, 12 de agosto de 2020

Ubrique is different, por Ángel Bohórquez Jiménez

Ubrique hace cincuenta años: el Jardín del Jesús


De nuevo tenemos la oportunidad de rescatar un artículo sobre Ubrique. Esta mañana nuestro amigo Antonio Bohórquez nos ha enviado un escrito de su hermano Ángel sobre nuestro pueblo.
Ángel y Antonio pertenecen a ese gran grupo de ubriqueños (de nacimiento o de adopción) que mantiene preciosos recuerdos de su infancia y de su familia en Ubrique.
Este artículo fue además publicado en el ABC de Sevilla en 1970, de cuya hemeroteca hemos capturado la imagen siguiente.
 
Agradecemos a ambos la deferencia que han tenido con nosotros y ahora nos disponemos a saber por qué "Ubrique is different".








UBRIQUE IS DIFFERENT
POR ÁNGEL BOHÓRQUEZ JIMÉNEZ

Sí, señores, a pesar de lo conocida de la frase, no queda mejor un calificativo para esta colmena trabajadora (que me perdone el señor Domínguez Lobato por la modificación del título de su magnífico artículo), y digo que es diferente porque, desde el ángulo que se le mire es así: sencillamente diferente.
 Es tan diferente de tantos y tantos pueblos de nuestra luminosa Andalucía y de nuestra diferente España que, como muestra de ello, bien basta este sencillo razonamiento: En esta época en que los pueblos tienden a disminuir su población en beneficio de las capitales, ¿cómo es que un pueblo de por allá de los confines de la provincia de Cádiz ve cada día aumentada su población con caudales humanos aportados por las villas limítrofes? Pues, sencillamente, y permítanme repetirme, porque Ubrique es diferente.
Tan diferente que es un pueblo que se basta por sí mismo, quizás el único de España, y esto me lo hace afirmar nuestra TVE, que hace algún tiempo comenzó una serie que se titulaba “Pueblos que se bastan por sí solos” y el primero fue Ubrique. Luego... nadie.
¿Qué tiene Ubrique para ser así? Sencillamente su enorme capacidad de iniciativa y el haber sabido aunar la técnica y la artesanía. Porque, ante todo, es artesano, pero debido a las corrientes actuales de la industria, se ha visto en el dilema de o seguir fieles a su tradicional forma de trabajar la piel, o morir a manos de la mecanización, y como buenos filósofos, que los hay y muchos, siguieron las enseñanzas de Aristóteles y escogieron ese difícil término medio de la artesanía mecanizada, y gracias a este acierto, que indudablemente lo es, su marroquinería es hoy exhibida en las cinco partes del mundo.

La callejuela de la Cárcel hace cincuenta años

 En este Ubrique de hoy la máquina se ha tenido que conformar con ser un auxiliar del hombre, ayudándole simplemente en el desarrollo de sus ideas, de las que es fiel reflejo la Exposición de Iniciativas Artesanas, que este año por segunda vez consecutiva ha organizado la Asociación Juvenil Católica, que viene a reflejar que la juventud ubriqueña sigue fielmente los pasos que le marcan sus mayores y la tradición marroquinera de su tierra.
También debe el ser diferente a que sus hombres lo son, y un pueblo siempre será lo que sus hombres quieran que sea. El ubriqueño, por lo general, es tan diferente del personal de otras latitudes, que mientras aquéllos trabajan para vivir, ellos viven para trabajar. Ubrique, durante toda la semana, es una gran orquesta que interpreta una sinfonía, que daría en llamar la “sinfonía marroquinera”, dirigida por un director invisible, que es su propia inspiración, que exige a sus maestros la más perfecta ejecución de la pieza.
Por la mañana los profesores, pues no son menos, se dirigen hacia el escenario, preparados por siglos de ensayos, a ejecutar la mejor pieza dé su repertorio: su “Sinfonía en Marroquinería Mayor”. Al toque de sirena, que es el movimiento de esa batuta imaginaria manejada por ese imaginario director, comienza el concierto, y todo el mundo guarda silencio. Las sierras parecen inclinarse para oír mejor la música y admirar en supremo éxtasis al solista, la pata de cabra, que, en su diario quehacer, eleva sus sonoras notas hasta lo más alto de las cumbres, y desde allí inundar al mundo con sus productos, que son las imaginarias notas de ese maravilloso concierto. 


Fachada de San Juan de Letrán

Y me preguntarán ustedes el porqué de la fama que goza Ubrique en el mundo, y yo les contestaré que, aparte de su magistral forma de trabajar las pieles, por esa formidable capacidad de iniciativa de que antes les hablaba, y creo que bastará para hacerles comprender la razón de mi asentimiento la anécdota que les referiré a continuación, y que creo les servirá de botón de muestra de esa formidable capacidad que ha llevado a este m pueblo a la cumbre de su fama.
La anécdota a que antes me refería sucedió entre dos ubriqueños, uno por vocación y otro de nacimiento, que profesionalmente nada tienen que ver con la marroquinería; el segundo de ellos dijo que “a todos los turistas que cruzan nuestras fronteras les debían exigir un carnet, y que ellos, los ubriqueños, va se encargarían de venderles los portacarnets”. Esto me parece un buen exponente del porqué de la fama que goza Ubrique y sus no menos famosas y legendarias petacas y de ese espíritu que hace de los ubriqueños unos trabajadores excepcionales y fuera de serie, que con el paso del tiempo, y pese a la necesaria, pero reducida, mecanización, han conseguido con el tiempo elevar a rango de arte el difícil trabajo de la piel.
Y es más, su iniciativa no abarca solo el campo del artículo de piel, pues existen muchos más detalles que certifican esta virtud, y de los cuales sólo me permitiré enumerar algunos de ellos, pues el hacerlo con todos sería trabajo algo menos que inagotable. De alguno de estos hechos he sido testigo presencial, y otros han llegado hasta mí por mediación de mis mayores. Ubrique, en el año 1912, contaba ya con una compañía de producción eléctrica, con personal y capital totalmente ubriqueños; vean que por esas fechas aún había capitales españolas sin este, hoy día, necesario servicio. 


Ubrique. Campo de fútbol de San Sebastián

Durante nuestra Guerra Civil, Ubrique poseyó una fábrica de fideos y pastas alimenticias, que era de las pocas que funcionaban en nuestro territorio.
Cuando las comunicaciones eran algo menos que nulas, se fabricaron sus propias navajas, que llegaron a tener una alta cotización. Estos son algunos de los detalles no vividos por mí, pero que por eso no dejan de ser menos ciertos. Entre los actuales, y de estos sí que he sido testigo, son la instalación de un poste repetidor de TV pues, dada su situación geográfica, la sierra le hacía pantalla y no se conseguía ver la imagen con nitidez. Solución: instalar el referido poste con aportación de los vecinos con aparatos receptores, que la gran mayoría posee.
También existe en Ubrique una fábrica de montaje de televisores. Después de leer todo esto quizás ustedes lleguen a la misma conclusión que yo: que Ubrique es marroquinero un poco por casualidad, ya que si se hubiese propuesto ser otra cosa no hubiera dejado de gozar del prestigio de que gozan sus productos, cualquiera que hubiese sido su actividad.
Por todo esto y por mucho más, para mí y para muchos, Ubrique is different. 

                             ÁNGEL BOHÓRQUEZ JIMÉNEZ

Artículo publicado en ABC el 10 de septiembre de 1970.



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