viernes, 2 de septiembre de 2022

El origen de la ermita de San Gregorio en Villaluenga del Rosario

 

Fotografía gentileza de Luis Rubio Vicente



Esta es la portada de la ermita de San Gregorio, en Villaluenga del Rosario, fue construida en 1703 al pie del camino que conectaba las Siete Villas de la Serranía de Villaluenga, lugar propiedad de los Duques de Arcos.

 

 

Fotografía gentileza de Luis Rubio Vicente


Todo el mundo puede leer a su paso por el lugar que esta modesta ermita fue construida por la "Duquesa de Aveiro" (Abeiro) en 1703, pero ahí se queda nuestro conocimiento general. La mayoría de nosotros ni siquera sabe que esta señora, llamada María del Guadalupe Alencaster, era duquesa de Aveiro y Maqueda, por su familia, pero también fue la duquesa de Arcos por su casamiento con don Manuel Ponce de León. 

Y en el curiosísimo documento que reproducimos a continuación podemos conocer la razón por la que la duquesa mandó construir esta ermita en el camino de Villaluenga.

Muchísimas gracias a Luis Rubio Vicente por las fotografías actuales de la ermita💜



 

 

Por Esperanza Cabello

 

En la Hemeroteca digital (en este enlace) tenemos a nuestra disposición varios números de la Revista de Archivos, Museos y Bibliotecas. En el número de abril de 1904 podemos leer la interesante biografía de  don Gutierre Vaca de Guzmán (mediados del siglo XVIII) escrita por Tomás Mendigutía.

Los nobles de apellido Vaca de Guzmán provenían del reino de Toledo, y los Herdozia de Navarra. Don Fernando Vaca de Guzmán obtuvo empleo en Marchena, como Administrador de las Tenerías del Estado de Arcos, siendo su jefe don Domingo Herdozias, que era Juez de la Audiencia Ducal y Contador Mayor de los Estados de Arcos.

La hija pequeña de don Domingo, María Paula, se casó con Fernando Vaca de Guzmán, y su primer hijo, Gutierre, fue bautizado por el octavo duque de Arcos, señor de Marchena, don Domingo Ponce de Guzmán, en atención a los grandes servicios que su abuelo, don Domingo, prestara a la casa ducal.

En esta biografía, con cientos de notas aclaratorias y de referencias bibliográficas, Tomás Mendigutía hace una aclaración de cómo y por qué don Domingo fue contratado por la Casa Ducal. Reproducimos a continuación una parte de la nota, que nos desvela además el origen de la ermita de San Gregorio en Villaluenga (construida en 1703) y la epidemia de orugas en los montes cercanos a Ubrique a finales del siglo XVII. 

 


Don Domingo de Herdozia debió su colocación a la duquesa de Aveiro y Maqueda, (que lo era también de Arcos por su casamiento con Don Manuel Ponce de León) y tuvo con ella verdadera amistad. Doña María del Guadalupe Alencaster, fue señora devotísima, y «tan ceñida á su vida espiritual,» dice el secretario Gregorio de Utanda en carta al Contador mayor, don Cristóbal de Aguilera, que «oye y lee con mortificación todas las palabras y expresiones del tratamiento debido a su grandeza,» hasta el punto de que «se ha servido mandarme diferentes veces, continúa Utanda, no quiere que nadie por escrito ni de palabra use con S. E. la (expresión) de pies, grandeza, alta noticia, etc.; ni que se ponga margen en las cartas...»

Por mandado de la Duquesa, se dijo misa los disantos en todas las dependencias del Estado de Arcos, donde antes no se decía; y a ella se debió la erección en término de Villaluenga de una Ermita a San Gregorio, de quien era particular devota, en acción de gracias por la extin­ción de la oruga que, por los años de 1701 y 1702, apareció en los montes del ducado, principal­mente en el de Vogas, junto a Ubrique, amenazando destruirlos. De la correspondencia de estos años entre los Duques y su Contador, existente en el palacio de Marchena, consta que, para la extinción de la plaga, dispuso la Duquesa, además de los oportunos remedios temporales, que fuese a los montes un religioso de San Pablo de la Breña, el cual conjuró a la oruga para que los abandonara, como en efecto ocurrió poco después. Por esto Doña María del Guadalupe proyectó construir la Ermita; y el Duque su hijo, al enterarse, mandó que se cumpliera en un todo y con presteza la voluntad de su madre.

  

 


 Fotografía gentileza de Luis Rubio Vicente

 

 

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