sábado, 7 de septiembre de 2019

¿Quién era Emiliano Suárez, el de los fuegos artificiales de Ubrique?

"Los cohetes" Montaje de Leandro Cabello 2013


Por Esperanza Cabello

Ayer hablábamos de las fiestas que comienzan en nuestro pueblo, y buceando en los mares del recuerdo aparece cada año un nombre muy cercano : "Emiliano". Este nombre siempre estuvo relacionado con los fuegos artificiales de Ubrique. Era el pirotécnico que a finales de los cuarenta, en los cincuenta y los sesenta preparaba, él solito, los fuegos de la víspera de la Patrona.
Pero desconocemos absolutamente todo de él, así que hemos recurrido a nuestro tío José María Cabello para saber algo más de este ubriqueño famoso, y así recuperar su recuerdo.
Emiliano se casó mayor y no tuvo descendencia, recordamos a su esposa, apellidada Dorado, a la que llamaban "la Dorada", que era vecina de nuestra abuela Natalia, pero no conocemos a su familia.
Si alguna persona pudiera aportar algún nuevo dato o incluso fotografías le estaríamos muy agradecidos.


Emiliano Suárez, por José María Cabello



Emiliano Suárez fue un personaje popular en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. Era zapatero, vivía a la altura de “los Rojita”. Su popularidad la alcanza en su doble condición de Sacristán de la Parroquia y  ser el primer pirotécnico ubriqueño. Él siempre fue el encargado de "los fuegos" cuando se realizaban en la parcelita de la derecha, haciendo brillar el San Antonio o en la viña de las Monjas al lado del Convento. Un artesano. Un artista como tantos ubriqueños. Naturalmente los medios utilizados eran escasos. Él mismo preparaba cohetería de todo calibre, algunas ruedas de fuego y la traca final. Algunas veces le admirábamos el toro de fuego deslizante, hecho por el propio Emiliano. Y siempre el letrero incandescente con la explosión simultanea de palmeras multicolores con la expresión popular “Virgen de los Remedios”.

Su profesión original era de zapatero. Pero al iniciarse “la incivil”, en los confusos primeros días fue detenido en su condición de sacristán (??) Formó parte, por tanto, del grupo de presos con el abuelo Paco y otros compañeros hasta el día 27 de julio en que consiguen su liberación. Entonces se inicia la tremenda opresión represiva. Vuelta a su vida civil, durante poco tiempo recuperó su antigua situación en la parroquia. Pronto fue sustituido por un ubriqueño ejemplar, Bartolomé Ramírez, que modelo de  “selfmen" fue administrador de Correos. Emiliano, entonces, aparece como santero ocupando la vivienda anexa al San Antonio donde prosigue su profesión de zapatero y va iniciando su almacén de pirotecnia. Con la venia de la autoridad civil se traslada, casado bien mayor, con la señora Dorado al Convento. Allí se instala en su oficio único de pirotécnico, que ejerce en Ubrique y pueblos cercanos. Pero convierte los bajos del monasterio en un peligroso arsenal de pólvora y cohetería, del que nadie se preocupó. La Virgen de los Remedios, de la que Emiliano era fiel devoto, tendió una vez más su manto. Jamás hubo desgracia alguna. Y hasta aquí llego en la historia de Emiliano. Me encantaría que alguien rebusque en su álbum familiar y nos regale la vista de aquellos fuegos de Emiliano en el San Antonio o en las monjas. El público, como ahora, multitudinario.




2 comentarios:

Rafael Hevia dijo...

Fértil memoria del amigo, contemporáneo y feliz superviviente Pepe Cabello en el recuerdo de Emiliano. Le dejo cariñoso saludo.
La vida del popular y bondadoso personaje tendría que haberse desarrollado con cuidada discreción en el intrincado Callejón del norte. El mérito de él y la discreción de sus vecinos no facilitan el recuerdo y homenaje que os guía, al que sumo mis intenciones.
Al hilo del depósito “de pólvora y cohetería” relatado, recordar que avanzada la década de los 40 la Ermita de S. Antonio sufrió un incendio con explosión de material pirotécnico y aparatosas llamas, bravamente extinguido por los vecinos que organizados en hilera transportaban cubos de agua en auxilio subalterno a los medios humanos empleados por el Ayuntamiento. Disponía éste de consistente manguera multiusos que acoplada al registro de distribución de agua terminaba en reluciente y efectiva lanza expulsora.
También en fecha no lejana, en la calle Real, esquina a Ánimas, se produjo otro incendio-menos aparatoso- proveniente de la combustión de los “talcos” empleados en la marroquinería, extinguido con idénticos medios.

JMRG dijo...

La señora de la que habláis era hermana del padre de Eusebio Suárez Moreno, (representante en Ubrique de Westinghouse, entre otros), por tanto su apellido era Suárez Dorado, prevaleció el apellido Dorado y degeneró en "Dorada", muy propio en otra época,(de Pérez, Perea y algunos más que no recuerdo), hoy en día, está totalmente asumido con el lenguaje inclusivo. Si bien es verdad, que en el caso de esta señora, que yo conocí, el uso frecuente de piezas ornamentales de oro y sus confluencias, hicieron el resto.