viernes, 15 de octubre de 2021

Sobre la felicidad. Por José María Cabello

 


Por José María Cabello Janeiro

 

Que, con Filomena desencajada, Dona desbordada, Sierra Bermeja quemada y el volcán de La Palma vomitando infiernos no sé si podemos ser felices.

Surge esta pregunta trascendente, mientras la pandemia se da por superada y sin embargo sigue escondida bajo el desafío del botellón y de tanto desalmado que colabora directo con su comportamiento incívico a la indiscutible respuesta de la Naturaleza en respuesta a tanto desatino.

Cierto que la felicidad es un sentimiento subjetivo unido a la condición humana. Pero necesita unas condiciones externas para conseguir ese cachito de tiempo, que decía el expresidente de Uruguay, Múgica, para gastarlo en aquellas cosas que a uno le gustan. “En ese momento eres libre y, por lo tanto, eres feliz".

 Todas las corrientes filosóficas han estudiado este sentimiento, que en la doctrina clásica estaba englobada en la Ética. Así Aristóteles que la refiere a su tratado de las virtudes. El hombre feliz - dice el ateniense- vive el bien y hace el bien.

¡Claro que se puede ser feliz! No se trata de decir lo que se hace, sino HACER lo que se dice. Por eso es tan largo y ancho nuestro camino para la esperanza.

 Se trata de cumplir a tope el bien común. Ni el del grupo ni del partido sino el mejor para los demás. Ahí están la fortaleza de los isleños, la dedicación absoluta de nuestros científicos a fenómenos naturales no conocidos, la valentía de los sanitarios, esa asistencia desinteresada de los medios de defensa.

Y es nube más fuerte de la que emana del volcán, que es la generosidad del pueblo llano español, simbolizado en el grupo de chavales ubriqueños que venden pulseras artesanas en los Callejones y en la Avenida España para recabar fondos de solidaridad.

Possumus!! Somos más y somos mejores. ¡Por mucho que la nube manche el cielo…a la mañana saldrá el Sol!

 

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