Taller de botinería de don Serafín Vecina Poley
Ubrique, mediados del siglo XIX
En la sierra, el San Antonio con su primitiva fachada.
En la sierra, el San Antonio con su primitiva fachada.
Por Esperanza Cabello
Nuestra amiga Marta Canto nos ha enviado uno de los libros que con motivo de las fiestas de septiembre, publicó el Ayuntamiento en 1975. Desde aquí le agradecemos la atención que ha tenido con nosotros, y aprovechamos para recomendar a todos que intenten leer estos libritos tan significativos y con tantos recuerdos de nuestro pueblo.
Nos ha llamado especialmente la atención una "Coplilla Serrana", recopilada por Elisa del Canto Bohórquez y que había sido recogida de la tradición oral, oída a Juan Miranda y Cristóbal Melgar, ya ancianos, que a su vez la habían oído a sus padres:
"De Ubrique son mis botines
Son de la piel lo mejor
Becina me los hizo
Para que los use yo
De Ubrique la piel y el contrabando
Y de las buenas petacas de cuarterón
De Becina y Aragón, el galardón.
Ubrique, pueblo mío
Yo a mi serrana dejé
Huyendo del contrabando
Mis petacas olvidé.
La manta de Grazalema
Llevaban los bandoleros
Y de Ubrique, sin dilema,
Los botines y el sombrero."
Ya hace unos meses hablábamos que el origen de la marroquinería en Ubrique estaba, precisamente, en los talleres de botines y calzado, y, en concreto, en el de don Serafín Vecina, según explica don Francisco García Parra en una de sus fotos de archivo (pinchar aquí para leer la entrada) y también nos hemos referido a los sombreros autóctonos de Ubrique, fabricados de fieltro de piel de conejo con cintas de cuero en el interior y en el exterior.
Así que esta coplilla serrana, de más de cien años, recoge en sus estrofas, además de los dos nombres de fabricantes señeros (Vecina y Aragón) lo más importante del Ubrique de entonces: los botines, los sombreros y las petacas.
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