Benaocaz en el Catálogo Monumental
Fotografía de Romero de Torres (1908)
Por Esperanza Cabello
Hoy Eduardo nos ha traido un regalo magnífico: la copia de una carta
que se conserva en el Archivo Histórico Nacional y que fue enviada por
los alcaldes de Benaocaz en noviembre de 1755 Gabriel Pulido y Francisco Mateo, dirigida a Su Majestad el rey
Fernando VI dándole cuentas de lo acaecido en el pueblo durante el gran
terremoto del 1 de noviembre de 1755, que causó grandes daños en la
Península Ibérica y en el norte de África y que sigue siendo considerado
el más grave que nos haya afectado: el "Terremoto de Lisboa", que
provocara el maremoto de Cádiz.
Señor Corregidor de la Ciudad de Ronda:
Los Alcaldes ordinarios en la villa de Benaocaz, en virtud de la carta Orden del Ilustrísimo Señor Obispo de Cartagena, inserta en despacho de V. S., que llegó a esta villa el día veintidós del presente mes de noviembre, en asunto a que se dé individual noticia de los efectos causados por el temblor de tierra acaecido en el día primero de este dicho mes, y de los demás particulares que incluye, debemos informar:
* Que en el citado día primero de este dicho mes de noviembre, siendo como la hora de las diez del día, con corta diferencia, hallándose mucha parte del pueblo junto, en la Iglesia parroquial de esta villa, asistiendo a la misa mayor, en ocasión que el celebrante hacía los primeros momentos, se experimentó el repentino temblor, cuanto fue perceptible para notarlo, y habiéndose puesto en confusión el concurso, repitió con alguna intermisión segunda y tercera vez, con tanto exceso que obligó al sacerdote [a] retirarse con prontitud a lo más interior de la sacristía, y a los demás circunstantes a pedir a voces misericordia a Dios, por consentirse la ruina de todo el edificio, mediante el movimiento que parece hacía el suelo, y acciones de derribarse los retablos.
* La duración de toda la conmoción se notó como de medio cuarto de hora y, por muchas personas que a la sazón se hallaban fuera de la Iglesia, la novedad de que al tiempo que se sintieron los tres movimientos de la tierra, correspondieron tres bramidos en el aire, al modo que un trueno vehemente al principio y que acaba retirado, a cuyo tiempo se observó también que el agua de algunos nacimientos se retiró improvisadamente y, a poca intermisión, resultó con más abundancia, aunque turbia y agitada, cuyo color conservaron algunos veinte y cuatro horas, y otros más tiempo.
* Fue Dios servido no se experimentase muerte ni herida de hombre ni animal alguno, ni ruina especial en los edificios, y solo se vieron caer de las sierras algunos peñascos que, despeñados de su altura, con bastante intensidad y ruido, bajaron a lo llano, como sucedió también a gran parte de los vestigios del Castillo de Asnalmara, que se halla a una eminencia de este término.
* Y como el descuido no advirtió el accidente, no se halla haber notado predicción ni otra señal alguna, que precediese al terremoto, más de, tan solamente, un vaquero que custodiaba su ganado, en este término, observó que, como un cuarto de hora antes del temblor, hallándose su ganado pastando, de repente todas las vacas, cuasi a un mismo tiempo se dejaron caer al suelo, en donde, echadas (con grande confusión, miedo y novedad del vaquero)permanecieron hasta que acreciendo el temblor se levantaron, despavoridas y bramando, provocando estrecharseunas contra otras.
Apéndice II: Transcripción de los documentos del Archivo Histórico Nacional
* No se ha formado juicio más de que semejantes acontecimientos son producidos de efectos naturales, como en otras ocasiones han sucedido, y en todo acontecimiento reservamos a las Justísimas providencias de Dios Nuestro Señor estos accidentes.
Con cuya formalidad, lo expuesto es lo que debemos informar, salvo V. I.
Benaocaz, y noviembre 25 de 1755,
Gabriel Pulido, Francisco Mateo
[Remitido por el Teniente de Corregidor de Ronda, el 1-XII- 1755].
El castillo de Aznalmara en el libro del Padre Sebastián
"El terremoto de Lisboa, que alcanzó los 9 grados de magnitud en la
escala Richter, es considerado aún hoy uno de los más destructivos de la
historia. Las olas que se desataron en el sur de la Península Ibérica
pudieron haber sobrepasado los 15 metros de altura, y según se tiene
constancia ahogaron a 15 personas repartidas por toda la capital
gaditana.
El movimiento sísmico, convertido en maremoto en ciertas
ciudades como Cádiz o Conil, arrasó todo lo que encontró por delante y
afectó en distinto grado a varios países como Marruecos, Portugal y
España.
La envergadura de este acontecimiento fue tal que el rey
Fernando VI ordenó sondear a la población. Así, se llegó a realizar una
especie de encuesta preguntando a los habitantes de cada pueblo si
habían notado el temblor. Del primitivo estudio de opinión se encargaron
las personas más cultas de cada lugar." (El maremoto de Cádiz).
En el magnífico libro sobre los efectos en España del terremoto de Lisboa, de José Manuel Martínez Solares podemos leer:
" La documentación que el Archivo Histórico Nacional había recogido pueblo a
pueblo se obtuvo a partir de una encuesta que el rey Fernando VI (que había sentido
el temblor en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, desplazándose de forma
Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755)
acelerada ese mismo día a Madrid) ordenó llevar a cabo el día 8 de noviembre al
Gobernador del Supremo Consejo de Castilla, a la sazón Obispo de Cartagena, solicitando
información sobre lo acaecido en España a causa del terremoto. Para llevar
a cabo esta encuesta se confeccionó un cuestionario que se debía contestar sin dilación,
dirigido a las personas de mayor razón de las capitales y pueblos de cierta
importancia de toda España. Casi literalmente, la encuesta contenía las siguientes
preguntas:
1. ¿Se sintió el terremoto?
2. ¿A qué hora?
3. ¿Qué tiempo duró?
4. ¿Qué movimientos se observaron en los suelos, paredes, edificios, fuentes
y ríos?
5. ¿Qué ruinas o perjuicios se han ocasionado en las fábricas?
6. ¿Han resultado muertes o heridas en personas y animales?
7. ¿Ocurrió otra cosa notable?
8. Antes de él ¿hubo señales que lo anunciasen?"
pueblo se obtuvo a partir de una encuesta que el rey Fernando VI (que había sentido
el temblor en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, desplazándose de forma
Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755)
acelerada ese mismo día a Madrid) ordenó llevar a cabo el día 8 de noviembre al
Gobernador del Supremo Consejo de Castilla, a la sazón Obispo de Cartagena, solicitando
información sobre lo acaecido en España a causa del terremoto. Para llevar
a cabo esta encuesta se confeccionó un cuestionario que se debía contestar sin dilación,
dirigido a las personas de mayor razón de las capitales y pueblos de cierta
importancia de toda España. Casi literalmente, la encuesta contenía las siguientes
preguntas:
1. ¿Se sintió el terremoto?
2. ¿A qué hora?
3. ¿Qué tiempo duró?
4. ¿Qué movimientos se observaron en los suelos, paredes, edificios, fuentes
y ríos?
5. ¿Qué ruinas o perjuicios se han ocasionado en las fábricas?
6. ¿Han resultado muertes o heridas en personas y animales?
7. ¿Ocurrió otra cosa notable?
8. Antes de él ¿hubo señales que lo anunciasen?"
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