Quizás muchos de nosotros hemos imaginado siempre que la construcción del pantano de los Hurones fue debida a la necesidad de agua potable de la zona de la bahía de Cádiz. Sin embargo, hoy hemos sabido que la primera causa de esta construcción que tanto afectó a los serranos de la primera mitad del siglo pasado tuvo su origen en la necesidad de producir energía eléctrica. En la Revista Iberoamericana de Ingeniería y Construcción de febrero de 1924 hemos podido leer la siguiente noticia:
"La compañía Sevillana de Electricidad ha presentado en el Gobierno Civil de Cádiz una instancia y proyecto solicitando del Ministerio de Fomento la concesión de un salto de agua de 108 metros de altura en el río Majaceite y sección del Valle comprendido entre Cañada de la Higuera y el arroyo de Peñapargate, en los términos de Jerez y de Algar, utilizando a tal efecto las aguas de dicho río en cantidad de 3.625 litros por segundo como caudal medio, para lo cual se construirá un embalse de capacidad suficiente para regular las aportaciones del río en la medida necesaria, embalse que ocupará terrenos pertenecientes a los términos de Jerez, Arcos, El Bosque, Benaocaz y Ubrique".
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