Ana junto a su madre durante la firma de sus libros en Málaga
Por Esperanza Cabello
ANA EUGENIA VENEGAS MORENO
Nacida en
Ubrique en febrero de 1967, esta ubriqueña cosmopolita y emprendedora vive en
Marbella desde hace más de veinte años.
Su
padre era Eugenio Venegas Gutiérrez, viajante y petaquero con Juan Dueñas,
murió muy joven, con cincuenta y ocho años, de un paro cardíaco. Hace ya más de
veinticinco años.
Su
madre, Ana Moreno Guerrero, es una mujer fuerte y luchadora, capaz de
sobreponerse tan joven a la muerte de su
marido y hacer un titánico esfuerzo para sacar a su familia
adelante. Ubriqueña, había asistido a la
escuela con doña Consuelo Vega y doña María de los Ángeles Janeiro, pero con doce años tuvo que ponerse a
trabajar, abandonando su escuela. Trabajó como aprendiz en lo de Gavira, y más
tarde, como petaquera de las buenas con Pulido. Le encantaba hacer billeteros.
Homenaje a Ana Moreno Guerrero, petaquera
Al casarse,
como era la costumbre, dejó de trabajar en la fábrica, pero siguió trabajando
en la casa, y, como muchas de nuestras madres, era capaz de llevar por delante
sus tres trabajos: el cuidado de la casa, de la familia, y los trabajos por
cuenta hasta altas horas de la noche.
Toda la familia Venegas Moreno
Al morir
Eugenio, Ana redobló sus esfuerzos y con sus cincuenta y tres años hacía billeteras
y carteras con tal maestría que siempre tenía trabajo, y trabajó con empeño y
con esmero hasta su jubilación con 65 años. Hoy es la flamante abuela de tres
nietos que son su alegría.
Eugenio y Ana
habían tenido dos hijos, Ana Eugenia (con sus dos nombres por su madre, su
abuela paterna y su padre), nacida en 1967 y Juan de Dios, un año y medio más
tarde.
Ana Eugenia
era una niña muy trabajadora en la escuela, no consentía tener notas bajas de
ninguna de las maneras, y además ahí estaba su madre, diciéndole siempre: “Lo
que hace una persona lo puede hacer otra”, quizás en esos consejos maternos
está la clave de su afán de superación. Divertida, inquieta, constante y brillante,
quizás pudieran ser esos sus calificativos de pequeña, y no ha perdido ni un
ápice de su frescura con el paso del tiempo.
En su escuela,
la “escuela redonda”, tuvo como primera maestra a Lali, que la hizo pasar de
primero a segundo porque era una niña muy lista. Para ella uno de sus maestros
favoritos fue don Bartolo, quizás su afición por la lengua francesa
vino de él.
Terminado su
bachillerato se fue a Cádiz a estudiar filología, y allí conoció al amor de su
vida, un jovencito de San Fernando, que se convirtió muy pronto en su marido.
Efectivamente, José Antonio Correo era en la época militar, y cuando lo
destinaron a El Ferrol, Ana no lo dudó un momento, se casarían y se iría a El Ferrol
con él. Su madre sabía que sería inútil hacerla desistir de su idea, pues el
carácter de ambas (tenaces, decididas y valientes) es muy parecido.
Boda de Ana Eugenia y José Antonio en Ubrique
Con veinte
añitos, y sin haber terminado aún sus estudios, Ana Eugenia se trasladó a El
Ferrol, y más tarde a Cartagena y a San Fernando… Durante todos esos años no
paró ni un momento de estudiar, de prepararse, de hacer cursos, de trabajar en las
profesiones más insospechadas, como comercial en la Seat o empleada de
Corporación Dermoestética.
Cuando vivían
en Ferrol tuvieron a su hijo, José Antonio, hace veintiséis años. Y también Ana
sufrió uno de los episodios más complicados de su vida, un desprendimiento de
retina que, al no ser tratado convenientemente, le hizo perder casi totalmente
la visión de un ojo, problema agravado por la gran miopía que sufre.
Pero de
ninguna manera esto ha amilanado a Ana. Comenzó a trabajar para la ONCE en
Marbella hace más de veinte años y desde entonces la familia se afincó en
Marbella, donde aún residen.
Ana es una
mujer imparable, si buscamos su perfil en internet encontramos miles de
entradas siempre culturales, solidarias o relacionadas con la performance.
Escribe, lee,
participa en programas de radio, (podemos oírla en las tertulias de Onda Cero),
lleva un blog desde 2010, gana concursos (el último, el premio Tiflos de
literatura en la ONCE), colabora con eventos solidarios y culturales, hace
performances buscando valores positivos e intentando concienciar a la sociedad
de las desigualdades existentes.
Viajera
incansable, apasionada por todo lo que hace, entusiasta, jovial… Esa es Ana.
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