Manuel Cabello Janeiro junto a "Los Grupos"
Fotografía gentileza de Francisco García Gutiérrez
Publicada en Ubrique en el recuerdo
Por José María Cabello Janeiro
27 de febrero a las 17:31 ·
De pronto, a
la memoria, desde mi observador matinal del Gallo Rojo en la malagueña playa de
la Malagueta, me viene un nombre, el de mi hermano Manolo, el profesor don Manuel Cabello Janeiro. No sé
si ha sido por encontrarnos en el ecuador de los días de carnaval. Tan amante
él de las tradiciones ubriqueñas que supo transferir a sus hijos.
Seguro que su
hijo Leandro apura las horas para sorprendernos con la galanura de la Patacabra
imperial. Quizás ha sido que un grupo de turistas se sentó reciente junto a la
mesa en la que escribo y mi agradable sorpresa fue descubrir, por el soniquete
de una de las integrantes, que eran paisanos. Cuando rompí fronteras para
acercarme a ellos e identificarme como hermano de don Manuel, como ellos lo
llamaron, la alegría se desbordó convertida en franca escandalera.
Tres de los
integrantes del grupo participaron de chavales en Misión Rescate. Y como en la
proclamación de un venerable el pueblo llano la pide "súbito", se
entremezclaban los elogios, quitándose la voz para oírlos, con legítimo orgullo
por mi parte, que había sido para ellos su mejor maestro.
O mejor es que hace días descubrí su foto en
gesto personal muy suyo en una foto subida a Ubrique en el recuerdo por Francisco García, que no he
podido reproducir. Lo cierto es que sigo sin tener que hurgar en mi memoria para
sentirlo vivo. Y en este lugar de privilegio, sin más testigo que ese inmenso
azul del mar que casi alcanzo con la mano, reflexiono de lo mucho que hizo por
Ubrique y la escasa compensación de carácter público que ha recibido de su
pueblo.
Sus hijos
colocaron una cerámica en su casa natal, en la plaza de la Verdura, mirando a
la sierra que tanto amó. Y sé que los centros educativos de mi pueblo tienen
solicitada al Ilustre Ayuntamiento que la Corporación Municipal dedique a su
nombre y a su recuerdo una de sus calles. En ello estamos y eso esperamos.
Pero en mi doble condición de abogado que fui
de los Colegios de Cádiz y Málaga, siendo ahora por edad el decano de quienes
disfrutan del apellido Cabello me adhiero a la petición del colectivo que tiene
solicitada tal distinción, que estimo -por cariño fraternal- más que justificada.
Cierto es que existe la coqueta Plaza de Misión Rescate, su predilecta obra,
pero la calle a don Manuel sería su complemento. Siquiera por aquello de que
primero son las personas que las cosas.
Pero
la personalidad de mi hermano es mucho más enriquecedora. Un hombre del pueblo
para su pueblo. Estudiante universitario, petaquero de chavetín y petacabra,
viajante, empresario, corresponsal de prensa, locutor radiofónico, cronista,
investigador, pregonero de fiestas, mantenedor de juegos florales, publicista y
autor de varios libros de historia de Ubrique, de la Piel, de personajes
ubriqueños y de la profesión que el adoraba y cuyos genes le venían del abuelo
y trasmitió a sus hijos. La de ejercer como maestro
en la primera Escuela Profesional de Ubrique y en uno de los grupos escolares.
Dos sueños. Uno, cumplido: Convencer a las
autoridades de entonces, en labor personal y única de la importancia del yacimiento
iberorromano del Salto de la Mora que hoy es la riqueza turística de Ocurris. Y
el siguiente, iniciado, recoger las numerosas piezas y objetos propios de la
marroquinería, que sus hijos han donado generosamente al pueblo y forman parte
del actual Museo de la Piel. En definitiva, don Manuel Cabello Janeiro fue maestro,
educador y padre de educadores. Un hombre popular, un ubriqueño con un amor sin
límite a su pueblo.
Nota: Agradecemos de corazón a Francisco García Gutiérrez que hiciera es fotografía a nuestro padre y que nos permita compartirla con todos en el blog.
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