Por Esperanza Cabello
Llegando el buen tiempo llegan también en nuestro pueblo "los encalijos", o sea, la limpieza general: guardar la ropa de invierno, quitar las enaguas de la copa, arreglar las macetas de los patios y mientras ir dando unas "bajeritas" de pintura para que se quiten de encima la pátina del invierno, los verdines y el olor a chimenea no solo las casas, sino también también los edificos públicos.
El encalijo existe desde siempre, hoy tenemos unos versos que nos hablan del encalijo de la Maestranza rondeña en 1853:
La feria de Ronda o cuadros de costumbres andaluzas en verso
obra de Blas Molina 1853
Porque el encalijo no es solo encalar, el encalijo implica todo lo demás, el trasiego de hombres y mujeres en las casas moviendo muebles, haciendo los arreglos de todo lo que se rompió en invierno, cambiando macetas, lavando ropa...
¡Qué recuerdos de aquellos encalijos de entonces!
Era una época divertida para nosotros los niños, a aquella enorme casa de nuestra abuela Natalia iba llegando una legión de hombres y mujeres para el encalijo, recordamos con mucho cariño a Isabel "la Malagueña", que tenía tanta fuerza y tanta dedicación (besos a sus hijos, nietos y hasta bisnietos), a Anita, a Mariquita, a Rosario, a Leonor, todas dispuestas, cogiendo la cal de un noque de la carbonera, mezclándola con agua y encalando las paredes, fregando los suelos con jabón verde, un estropajo de esparto y una "jocifa" (aljofifa- otra palabra en vías de desaparición ).
Nuestra abuela y Dolores Esteban almidonando la ropa y planchando con esmero los entrepaños, las cortinas, los juegos de cama.
Y mientras los niños jugábamos tranquilamente sin dar mucha importancia a aquellos rituales del encalijo que para nosotros significaba seguridad y que son tan importantes para la limpieza y la salud de las personas y las casas.
En todo eso pensábamos hoy, mientras dábamos una manita de pintura a algunas de las macetas del patio recién encalado y nos preguntábamos de dónde habría salido la palabra "encalijo".
Porque como tantas otras palabras andaluzas, "encalijo" ni siquiera está en el diccionario y aunque estamos seguros de que es una palabra usada desde siempre al menos en Andalucía, no es una palabra exclusivamente ubriqueña, la hemos podido ver en montones de diccionarios locales de otros pueblos.
Está claro que es un compuesto del verbo encalar y del sufijo -ijo, un sufijo "oficialmente raro" en español, empleado para derivar sustantivos a partir de verbos o como diminutivo y que se conserva en no muchas palabras. Dando vueltas en nuestro recuerdo hemos encontrado algunas, curiosamente todas las que se nos ocurren tienen cuatro sílabas:
amasar-amasijo
esconder-escondrijo
acertar- acertijo
amarrar-amarrijo
apartar-apartijo
entremeter-entremijo (en castellano expremijo, de exprimir)
gozar- regocijo
Y se nos ha ocurrido también la palabra "botijo", ahí el sufijo es diminutivo (bote pequeño).
Pero no encontramos encalijo, nuestra palabra en vías de extinción de hoy, en ningún diccionario del español, ni en los antiguos ni en los modernos, y es una lástima, porque se trata de una palabra entrañable y acogedora que recoge en sí una buena parte de nuestra cultura andaluza.
Y, lamentablemente, con tanta globalización, encalijo pasará a formar parte de nuestras palabras en peligro de extinción.
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