La Cruz del Tajo, uno de los símbolos ubriqueños por antonomasia
Fotogarfía: Leandro Cabello
Por Leandro Cabello
¿Quién no ha subido miles de veces a la Cruz del Tajo cuando chico? Recuerdo cómo, sin venir a cuento, decidíamos subir al algibe o a la cruz enmedio de la tarde, subíamos dando carreras, echábamos un rato de juegos y después volvíamos a bajar como quien no quiere la cosa y seguíamos jugando en la Plaza o en el Jardín tan campantes.
Antes era cosa de todos, los paseos por la sierra eran diarios, y además casi ni llegaban a la categoría de "paseos", subíamos y bajábamos sin pensar, por curiosidad, siguiendo a los amigos, a merendar...
Pasada la cueva del tío Pepito empieza lo más empinado
Más de uno se ha quedado ahí sin poder terminar de subir
Pues ya no es cotidiano, ni normal, ni lógico. Hay muchísimos niños y niñas ubriqueños que no han subido, por supuesto, al Aljibe, pero tampoco a la Cruz, ni siquiera al Calvario. Es una pena que no hayan disfrutado del paseo, ni de las vistas, ni de nada.
Aprovecho para invitarlos, a esos niños y a sus padres, a hacer una visita virtual por esta zona privilegiada, y a ver si se animan unos y otros a dar un paseíto por la sierra.
Una vez arriba la panorámica es impresionante
Puedes pasar horas mirando el pueblo, buscando casas,
reconociendo lugares, mirando a la gente...
Primero pasamos por Ubrique el Alto, si tenemos suerte, y es época de lluvias, podremos admirar el nacimiento, si no hay que llevar agua, porque la subida es un poquito cansada si no estás acostumbrado a estos paseos. Después dejamos la cueva del tío Pepito a la izquierda y comenzamos la subida. Una vez conseguida cierta altura podemos volver a ver el pueblo.
Ubrique desde la base de la Cruz
¡Ay! ¡Qué vertigo!
Al llegar arriba nuestro pueblo se muestra en todo su esplendor, y nos damos cuenta de que un paseo a la Cruz del Tajo es algo así como hacer la competencia a google earth. Vemos las casas allí pequeñitas, las calles, las gentes. Se ve la Plaza, el Convento... Todos los edificios grandes nos sirven como punto de referencia, y es muy entretenido buscar tu propio tejado allí, al lado de la iglesia.
Ubrique es un entramado de calles serpenteantes y casas blancas
Y hacia el sur es lo mismo, se ve el trazado de las calles, el Caldereto, los Pinitos, la calle Nevada, la Trinidad, la calle Jesús, la calle de San Sebastián... Es curioso ver cómo nuestras calles son sinuosas, sobre todo las más altas. También se ve la avenida, el río, la "escuela redonda"...
Las paredes de la Cruz completamente verticales, ahí abajo está el "Huerto del Tabaco"
Y, como de google earth se tratara de verdad, nos ponemos a buscar los azulejos de la Trinidad, que están precisamente allí abajo, al principio de la calle Toledo, junto a aquella fila de coches. Realmente es muy entretenido esto de utilizar un "buscador de tierra" auténtico en lugar de uno virtual.
Una nueva perspectiva, usando nuestro buscador particular para ver el trazado del río Ubrique
Y ahora miramos hacia el oeste (más o menos), para encontrarnos con el cerro de los Olivares y los Callejones, por la izquierda, y de nuevo el río y el Fernando Gavilán por la derecha. Hemos descubierto, con gran sorpresa, una azotea gigantesca en los Callejones, y no acertamos a decidir qué será aquella especie de piscina que se ve junto al cementerio...
La verticalidad de las paredes hace que sea prudente y no me acerque mucho para las fotos
En esta otra toma se ve desde el Caldereto hasta el Peñón de Elías, pasando por el edificio desproporcionado del "pajarraco" , aunque no destaca tanto como el del mercado nuevo ¡qué barbaridad urbanística tan reciente en un pueblo de la sierra!
Entre los árboles buscamos el San Antonio e imaginamos la calle Torre
Este paseo de hoy se ha convertido casi en un paseo urbano, más que un paseo por la sierra, porque es muy entretenido ir buscando detalles en la aparentemente desordenada organización del pueblo. Nos encanta ver ahora el San Antonio, que siempre vemos del otro lado, y nos damos cuenta de que el pino que siempre estuvo en el patio ya no está. A saber cuántos años hará que lo cortaron...
Aunque, por supuesto, si dejamos de mirar al pueblo y giramos la cabeza hacia el este podremos dejarnos impresionar, como siempre, por nuestra majestuosa sierra...
Y entonces empezamos el camino de vuelta. El paseito a la Cruz del Tajo ha merecido la pena, hemos descubierto un nuevo "buscador de lugares" nada virtual y muy gratificante.
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2 comentarios:
La primera vez que subí fue con 14 años. Le hice "rabona" a doña Ana Eugenia en su clase de lengua. La primera impresión de la vista de Ubrique desde allí arriba es inenarrable. Y no te puedes imaginar, si no has subido, lo fácil que es y a la vez peligroso. He subido inmumerables veces, como buen ubriqueño, pero es la primera vez que subo a la Cruz del Tajo sentado en un sillón. Buen paseo Leandro.
Como buen Ubriqueño enamorado de mi pueblo de pequeño subí algunas veces como el que iba a comprar el pan,como anécdota una de esas veces mi madre muy osada me vio allí agarrado se que es difícil pero me vio hasta la escuchaba como me mandaba bajar ahora 40 años después lo haré de nuevo a ver que tal... se que fácil no es por la falta de costumbre pero merece la pena
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