El patio de la calle San Pedro
Con unas calas gigantescas y una pila de lavar de piedra rosa de Ubrique
Por Esperanza Cabello
Siempre nos han gustado las casas con historia, y para nosotros es un valor añadido el que se conserven elementos arquitectónicos de otros tiempos. En nuestra casa han vivido muchas familias a lo largo de la historia. Suponemos que nuestra calle, la calle San Pedro, empezó a formarse en serio a raiz de la construcción de la ermita de San Pedro, aunque sabemos que el Beato Diego, cincuenta años antes, ya había vivido en el número 23.
Siempre hemos oído hablar de don Rafael, el notario, que ocupó la casa hasta 1969, o de don Ernesto Corrales Pan, que la reformó en 1941 con azulejos hechos expresamente en Triana y que la habitó toda su vida, pero hasta ahí había quedado la historia de nuestra casa.
Hoy hemos estado revisando el censo de 1867 en las páginas de Family search (del Archivo de Ubrique) y hemos encontrado a la familia que habitaba nuestra casa en ese año.
Nos ha caído bien:
Tomás Vegazo Gutiérrez, de 44 años, casado
María Marín Padilla, de 42 años, su muger
María Vegazo Marín, de 20 años, la hija mayor
Carolina Vegazo Marín, de 18 años, la segunda
Bartolomé Vegazo Marín, de 16 años, el tercer hijo
Francisco Vegazo Marín, de 5 años, el pequeñín
No sabemos si después vinieron otros hijos, ni tenemos más datos de esta familia que habitó nuestra casa, pero nos ha gustado mucho saber de su existencia.
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