La tenería de don Juan Vicente Vegazo
En la "comisión de gobierno" de 1803
Gentileza de Juan Luis S.
Por Esperanza Cabello
De todos es sabido que el descubridor de Ocurris, nuestro yacimiento romano, se llamaba Juan Vicente Vegazo Montesdeoca, que era ubriqueño y que descubrió el yacimiento a finales del siglo XVIII (compró el pago de Santa Lucía el 12 de noviembre de 1792).
También sabemos que don Juan Vicente Vegazo era un vecino adinerado que quiso tener una viña en Santa Lucía, y que en esa viña se ocupó, entre otras muchas cosas, de acondicionar los aljibes para tener agua disponible.
Del mismo modo hemos constatado, durante la transcripción del Catastro de Ensenada, que en Ubrique en esa época había una veintena de "Vegazo", y que podríamos estar confundiendo a unos con otros, aunque nuestro amigo José María Gavira ha hecho un extenso estudio sobre los apellidos de este singular ubriqueño (en este enlace) y parece que en 1809 aún vivía don Juan Vicente, en ese año envió una carta al Conde del Águila.
No obstante, nos hemos sobresaltado al leer este nombre en las actas de una reunión del Concejo, Justicia y Regimiento de Ubrique, del uno de junio de 1803, en la que se refleja la solicitud de don Vicente Romero para poner un grifo en su domicilio, explicando que las aguas del Benalfí, a pesar de surtir las siete fuentes del pueblo y la tenería de don Juan Vicente Vegazo, son muy abundantes, y que él podría aprovecharlas para uso doméstico y de su batán. (En este enlace).
Podríamos pensar, aún a riesgo de equivocarnos, que se tratara del mismo Juan Vicente Vegazo, pues debía de ser muy adinerado para poseer la única tenería con agua corriente que existía en Ubrique en 1803, lo que lo distinguiría, sin lugar a dudas, del resto de los tenerarios del momento (en 1760 había solo dos tenerías en Ubrique; ignoramos cuántas habría en 1803).
El único otro ubriqueño que tenía acceso al agua corriente en ese momento, a título particular, era don Pedro Romero y Montero, fundador de la ermita-hospital de San Pedro; sin duda se trataba de vecinos singulares, con formación y medios económicos más que suficientes.
Así que, si esta teoría pudiera demostrarse algún día, resultaría que don Juan Vicente Vegazo, el rico hacendado descubridor del yacimiento romano de Ocurris, sería, al mismo tiempo, dueño de una tenería en Ubrique, que estaría situada entre la calle Nacimiento y la ermita de San Pedro.
De esta forma se unirían, en una misma persona y a principios del siglo XIX, las dos riquezas patrimonio de todos los ubriqueños: nuestro yacimiento romano de El Salto de la Mora y nuestra cultura de la artesanía de la piel.
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