Ocurris. Fotografía de Manolo Cabello
Por Esperanza Cabello
Hoy llegamos, (transcribiendo la copia del manuscrito que don Juan Vegazo escribiera relatando cómo había descubierto, en 1972, el yacimiento de los ocuritanos) con don Juan Begaso, por fin, al día en el que, con la ayuda de 14 hombres, barras, escardillones y armainas (especie de porro) descubrieron las dos lápidas con inscripción que tantos ríos de tinta han hecho correr.
También llegamos al momento en que que don Juan "se persuade" de que había fundición, y que se acuñaban monedas. En la versión publicada por Fray Sebastián está escrito "me parece había fundición". (Parecer: ser problable que); sin embargo en esta copia se escribe "me persuado había fundición". (Persuadir: hacer o creer algo con razones).
Nos ponemos en la piel de aquel hombre rudo de finales del siglo XVIII, feliz porque finalmente había empezado a recoger los frutos de su trabajo. Es impresionante leer la descripción:
"Próximo a uno y otro lado del horno que figuro, hay dos grandes majanos de cantos y piedras y advirtiendo a la mano derecha entre las piedras verse la tierra negra quemada y en esta, mocos de herrero con abundancia, hierrecillos como si en otro tiempo hubiese habido fragua, vuelvo a porfiar con nuevos gastos y reparo que 11 hombres que trabajaban atendían con afán a recoger monedas, de que algunos llenaron las faltriqueras. Recogí algunas y me costó el gratificarles por conservar las bellas figuras que demostraban, y por su antigüedad. En ese sitio me persuado había fundición, por encontrarse moneda por acuñar, pedazos de metal, cobre, plomo, hierro, acero, escorias condensadas del fuego, un garfio de metal, muchas pesas de hierro de a cuarta, pedazos de calderas, varios trozos de cuchillos u otros instrumentos cortantes: todo corroído del tiempo.
Fotografía de Manolo Cabello Izquierdo
Hay cerca otro majano de mucha piedra y, aunque quité parte de ella, viendo tanto gasto seguí más al centro del llano y se encuentran cuadros de casas todo de cantería, que para cada hoyo de vid se necesitaban barras, escardillones y armaina[1], estando las casas tan unidas que todo este sitio era un escollo para los trabajadores y pérdida para mí. Sin embargo, deseoso de descubrir alguna cosa notable, continúo y doy en un recinto ovalado de piedras labradas: mandé traer espuertas y que se profundizara hasta dar en los cimientos. A las 2 varas se descubre un enlosado de piedras jabalunas bruñidas, tan unidas que a fuerza de armainas y barras se quebrantó una, para poder ir moviendo las demás. Cuando a las 8 varas de tierra que se había meneado con espuertas en dicho llano se descubre una piedra por la espalda de 2 varas de largo y ¾ de ancho, labrada. Junté 14 hombres y con la mayor delicadeza se fue meneando con palancas, y con arte a fuerza de mucho trabajo se puso derecha descubriéndosele letreros. Este gran pedestal estaba sobre otra pieza muy labrada. El pedestal no es de piedra muy sólida. Algunas letras están corroídas. Al fin se copiará la inscripción.
Lápidas romanas halladas en Ubrique
Siguen sacando losas de ¼ de grueso y vara en cuadro, otras de 1 y medio, otras de dos y otras de dos y medio, y en fin saqué lo suficiente para mi lagar y mantillo. Inmediata a la pieza anterior se descubre otro pedestal igual, aunque con letreros distintos. Procuré conducirlos ambos con bastante trabajo junto al camino, para mayor vista. Después observé en un hoyo una pieza labrada, que se halló ser un hombre tronco sin cabeza, manos ni pies, de alabastro blanco como la leche, con ropaje en la espalda de piel de león y el pecho labrado. Tuvo la desgracia que al sacarlo le rompieron parte del hombro y pecho. Demuestra como si hubiese tenido alguna tarjeta a los pies. Hallé una mano sin dedos".
Juan Begaso
Gracias, Valle💜 Eternamente agradecida
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