jueves, 3 de abril de 2014

La Cueva de la Pileta

 Un grupo de ubriqueños visita la cueva de la Pileta 
en los años sesenta



Por Esperanza Cabello

Hace unos meses nuestro amigo Fernando Oliva publicaba en su blog  una serie de fotografías de su suegro, Rafael Vilches, en las que nuestro padre aparecía con frecuencia.
Le pedimos a Fernando que nos enviara y nos permitiera utilizar algunas de ellas y hoy tenemos la ocasión de comenzar con las de la cueva de la Pileta.
A finales de los cincuenta y en los sesenta un grupo de amigos ubriqueños, entre los que estaban  los hermanos Rafael y Luis Vilches, nuestro padre, Fermín Fatou y otros muchos, fundaron la sociedad espeleopantológica de Ubrique.
Una de sus actividades más usuales era visitar cuevas y simas de los alrededores, y la cueva de la Pileta era todo un hito entre ellos.




La cueva de la Pileta en la Revista del Ateneo de Jerez, 1932
Biblioteca Nacional de España


La cueva de la Pileta estaba totalmente de moda, tanto que los Beatles, cuando estuvieron en Andalucía, la visitaron, (pinchar en este enlace) y cuentan que incluso tocaron el órgano natural que en ella se encuentra para hacer música.


 El grupo de ubriqueños visita la Cueva de la Pileta

 Hoy nos hemos estado acordando de todas estas excursiones porque hemos estado reflexionando sobre la genética y sus consecuencias.
Nuestros hermanos no paran de andar por esas sierras de Dios, buscando fuentes, espárragos, paseos o, simplemente, haciendo fotografías. Pero Francisco, en concreto, nos recuerda tremendamente a nuestro padre.
Organiza excursiones de amigos, o de compañeros, o con alumnos, o con visitantes; lo mismo sube a Aznalmara que al Vaquerito que a Sierra Aznar. No hay semana que no busque una cueva, un arroyo, una fuente o un árbol singular.
Y esta semana ha sido el turno de dos de los lugares míticos para la familia: Aznalmara y la cueva de la Pileta.
Ahora mismo, mientras escribimos estas líneas, estará acompañando a un nutrido grupo de personas, entre ellos a las profesoras alemanas del intercambio de Las Cumbres, por aquellas salas de la Pileta.





El grupo sube a la entrada de la cueva
Manuel Cabello a la cabeza, con una linterna.


Y quizás dentro de cincuenta años nuestros sobrinos estarán, como nosotros, rememorando las excursiones por estas sierras, admirando la capacidad de organización y comparando, cien años más tarde, las andanzas de padre e hijo por las mismas sierras, por las mismas cuevas.



 En el interior de la cueva

El caso es que visitar la cueva d la Pileta sigue siendo un lujo al alcance de nuestras manos, y ya sea con sandalias y "lonas", chaqueta y camisa, o con botas de montaña y forros polares, el recorrido y la experiencia de la visita siguen siendo algo  magnífico.


 Nuestro tío Manuel Heliodoro a la derecha de la fotografía


Nuestro padre dando explicaciones
De tantas visitas entabló una gran amistad con la familia Bullón


Queremos agradecer a Frenando Oliva que nos enviara estas fotografías y nos ofreciera la posibilidad de publicarlas, y también queremos invitar a todos los que siguen recorriendo nuestras sierras a que no olviden que nuestro patrimonio cultural es impresionante, y que este tesoro natural y ancestral está muy cerquita de nuestras casas.


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