Ubrique. Vista general
Gentileza de Ubrique en Verde
Por Esperanza Cabello
Hoy ha sido un día difícil. Decir adiós a una persona es siempre penoso, y hoy hemos despedido, en el cementerio de Ubrique, a Isabel Rubiales Mota.
La vida nos hace ver que somos cada vez más vulnerables, que en realidad nunca sabemos lo que nos depara el destino y que hemos de vivir cada día como si no hubiera un mañana.
Ayer murió, súbitamente, Isabel, la esposa de nuestro compañero y amigo Ignacio Calvo, la madre de María Isabel e Ignacio.
Ha sido una muerte inesperada, y por ello más dolorosa aún. Cuando ya parecía que no había peligro, cuando la promesa de una tranquilidad se perfilaba en el horizonte, la muerte nos ha arrebatado a una persona demasiado joven para morir, demasiado valiosa para dejarnos.
Isabel no era ubriqueña de nacimiento, pero desde que ella y su familia llegaron a nuestro pueblo se convirtió en una ubriqueña más, querida y apreciada por todos, un miembro muy estimado de nuestra pequeña comunidad.
Se casó con Ignacio Calvo y formaron una magnífica familia, que pronto fue aumentando con los dos hijos, Ignacio y María Isabel.
Mujer con grandes inquietudes, deportista, familiar, cercana, atenta, discreta, hoy todos los suyos la llevan en su corazón y en su alma. "Nunca olvidaremos tu sonrisa", rezaba una esquela. Toda su familia, su marido, sus hijos, sus hermanas, sus sobrinos, todos los que la conocen de cerca recuerdan, sobre todo, esa sonrisa tan especial.
Hoy ha sido su despedida, y se han contado por cientos los ubriqueños que han ido a presentarle su respeto y a honrar su memoria, nos ha impresionado la gran cantidad de personas que ha subido al cementeri en estos dos días. Aún más cuando una trágica casualidad ha querido que el maestro Antonio Moreno, también persona muy conocida y apreciada, haya fallecido un poco después.
Es en los momentos más duros, en los momentos extremos, cuando las personas dejan salir su "corazoncito" para demostrar los mejores sentimientos, y eso es lo que hoy hemos podido percibir, que es una persona muy querida, respetada, apreciada.
Hemos podido comprobar cómo el corazón de todos se empequeñece al sentir este terrible revés y cómo tantos y tantos amigos y familiares se han volcado en esta despedida y se han afanado por que su familia no esté sola, por acompañarlos en este duro trance y por demostrarles su cariño, su afecto y su sentir.
Isabel ha dejado un gran vacío a su alrededor, sabemos que será muy difícil vivir este momento, pero queremos reiterar de nuevo nuestro cariño y nuestra disposición a su familia y a sus seres queridos, que la recordarán siempre, siempre, con una sonrisa.
¡Descanse en paz!
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