jueves, 26 de marzo de 2020

Podremos con este "piojo verde", por José María Cabello

José María y Carmen paseando en Ronda


Por José María Cabello




25 de febrero de 2020
¿Llegó ya la primavera? Aunque es tarde, se la espera. Y sigue esa lluvia menuda, esos nubarrones grises, ese frío fuera de tiempo que empañan las repetidas fotos del blanco de nuestras casas y del verde de nuestros olivares. La vida ha cambiado y las leyes físicas de lo natural que parecían fijas se resquebrajan. El coronavirus nos ataca con fiereza. Y en este obligado encierro, nuestros pensamientos se convierten en reflexión serena. ¡Yo apuesto a que lo vencemos! Y lo expreso en mi rincón favorito, mi Ubrique en el Recuerdo. Porque allí he nacido y he vivido epidemias no tan extensas, pero bien intensas. Todas se superaron. Y siguiendo todos las normas que se nos dictan seguro que venceremos.
Pertenezco al sector más castigado por esta virulenta enfermedad Precisamente a la generación de los niños de la posguerra que vivimos la infancia en una pandemia nacional de hambre y de miseria. Independiente de las peculiares infantiles que nos acechaban y todavía conservamos la huella en el brazo de la vacuna contra la viruela, padecimos la primera epidemia. Popularmente se llamó "el piojo verde". Se trataba de un tifus, que en su carácter de exantemático se llevó por delante a algunos de nuestros paisanos/as. Estaba relacionado con falta de aseo. Cerca de los Nueve Caños había una caseta por la que pasaban los posibles contagiados para sanearlos.
Después, llegó la pandemia nacional de la tuberculosis que tanto castigó a Ubrique y atacó a familias enteras. Y ya, en tiempos de corrupción industrial, la colza y la poliomielitis también hicieron estragos. Si pudimos con las de antes ¿no vamos a poder con la de ahora? Los ojos hacia arriba y al horizonte. Allá, sobre las nubes, la Virgen de los Remedios tenderá su manto. Y por levante nos volverá un sol reluciente a devolver a los cielos su azul de siempre.
Unos valientes, consagrados al servicio de los demás nos dan ejemplo. Entre ellos, orgulloso de que mis hijos Noemí Julia y Paco Ortuño estén en primera fila de medicina interna, infecciosa e intensivista en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
Nosotros ¡A casa! ¡Sin salir! Esperando, pero con mucha esperanza.



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