Nuestra Señora de los Remedios
Postal regalo de nuestro tío José María Cabello💜
Por Esperanza Cabello
Ayer explicábamos (en este enlace) la suerte que habíamos tenido con la gentileza de Félix Mateos, descendiente de la maestra ubriqueña Isabel Esquivel, que, ya jubilado, dedica muchas horas a trabajar en el archivo de los padres capuchinos de Sevilla.
Félix tuvo la gentileza de enviarnos una copia del libro original de la fundación del convento, y en ella hemos encontrado verdaderos tesoros.
Entre ellos los "anuarios" escritos por los guardianes del convento cada año. En algunos las explicaciones son muy parcas, en otros, se extienden muchísimo en detalles. Y, como estábamos preparando la historia del convento y de la imagen de Nuestra Señora de los Remedios, ¿qué mejor que saber qué pasó en 1824, hace doscientos años, en el convento de Ubrique?
El convento en el libro del padre Sebastián
CONVENTO DE CAPUCHINOS DE UBRIQUE
Año de 1824
En este año por el mes de marzo fue presentado por el rey el arzobispo de Burgos y condecorado con la gran cruz de la Real y distinguida orden de Carlos III el excelentísimo e ilustrísimo señor don Rafael de Vélez, del orden de capuchino, de esta provincia de Andalucía, obispo de Ceuta, mediante sus méritos, al favor del altar y del trono
En ese mismo año por el mes de abril se compuso la saleta baja, se enlució toda de nuevo, se le pusieron puertas, ventanas con reja y ventanilla para el refectorio. Todo nuevo. Se ladrilló con ladrillos cuadrados y se le puso una puerta nueva para que tuviese comunicación con la otra saleta.
Todas estas puertas son nuevas, cerrajas[1] y pintadas con aceite de linaza en polvos de caoba. También se hizo una puerta nueva para el patio del claustro, se remendaron las otras y todas se pintaron. El patio se soló en parte por no tener ladrillos, y se enlucieron las paredes de los grandes desconchados que tenían y todo él se blanqueó: se hizo otra puerta nueva, para una celda de las de la portería, se le puso llave y se pintó otra puerta, se remendó y pintó; se le hizo tarima nueva para cama a una saleta a la primera y se blanqueó.
Se compusieron las puertas de los carros, que no se podían abrir por estar estropeadas, se le compuso el cerrojo que estaba partido y se le hizo una llave por no tenerla. La puerta reglar, también se compuso y se le echó un larguero nuevo y engonzado, porque estaba todo apolillado; se deshizo en un todo el facistol[2] del coro que estaba partido por el pie y se volvió a hacer de nuevo, agrandándolo por ser pequeño, se aprovechó la madera que tenía, y otras piezas se le pusieron de nogal por no haber caoba.
Los salterios[3] que estaban rasgados, estropeados y todos descuadernados se compusieron remendándolos y recogiéndolos de nuevo poniéndole todas las letras que le faltaban, esta prolija maniobra la hizo don Ramón Arroyal, médico del convento, gratis y solo los materiales compró la comunidad como papel, cola, hierro, etc.
Además, se le echó un cielo raso a una celda por estarse hundiendo el que tenía; se blanqueó el campanario y otras varias paredes, después de haberlas enlucido, se ladrillaron varios pedazos en el interior del convento, y se puso una garrucha[4]nueva para la para la cuerda de la campana.
En ese mismo año se pusieron tapas a todos los cajones de la sacristía por causa de los ratones que roían la ropa. En el mes de agosto se hizo una canal de hojalata de 10 varas, pintada con aceite de linaza con dos alcayatas grandes y se puso en el hierro de tejado de la librería porque las aguas de las canales caían en la misma pared y toda estaba bufada.
En este presente año, se trajo un escultor y puso ojos de cristal a Nuestra Señora de los Remedios, le hizo brazos nuevos, le compuso los dedos de las manos, le puso nueva encarnación en el rostro y manos y le arregló el guardainfantes[5]. Al niño le puso dos dedos que le faltaban y se compusieron los tornillos de la cabeza para las coronas. También se le hizo a Nuestra Señora un corpiño para el interior y que siempre tuviera puesto para mayor decencia.
Señor San José y el niño se encarnaron también y se le pusieron dedos nuevos que le faltaban. También se encarnó Nuestra Señora de Dolores, se le pusieron dos dedos nuevos que le faltaban a una mano, se le retocó el vestido, se le hizo un resplandor dorado para la cabeza, un trono para el camarín jaspeado, un boca-nicho también jaspeado. Se pusieron maderas nuevas de quejigo al techo del camarín, porque todas las que tenía estaban podridas, hasta las rejas se desmoronaban, y se renovó en un todo por dentro y fuera.
Se hizo un nicho jaspeado para Nuestro Señor Padre San Francisco en su capilla del Sagrario, se encarnó el santo patriarca; se pusieron dos cuadros para adorno en dicha capilla y varias piezas que faltaban al Sagrario se le pusieron. Se retocó San Félix y se le dio encarnación al niño al que le hicieron un vestido nuevo muy primoroso.
El Santo Cristo que está en la sacristía se encarnó y se le pusieron todos los dedos de las manos que le faltaban y se le hizo un velo blanco para que las moscas no lo ensucien también se hizo una cercha con seis candeleros jaspeados para la puerta del camarín de Nuestra Señora de los Remedios, y unos bancos grandes para cuando se pone en andas. Un altar portátil y un magnífico candelero dorado para las andas con nueve luces. Para ese candelero proporcionaron algunos bienhechores 300 reales y tuvo de coste con el altar y bancos muy cerca de 500 reales. Los hermanos terceros también encarnaron a su imagen del patriarca. De la parroquia vinieron las imágenes de Nuestra Señora de Dolores y del Rosario, San Antonio de su ermita y San Isidro de la ermita de Jesús y todas se compusieron y encarnaron en este convento.
Procesión en 1935
Fotografía de Francisco García Parra
A Nuestra Señora de los Remedios se le hizo el día 27 de julio de este año una magnífica función de iglesia con sermón y por la tarde procesión en la que se llevó también señor San José y nuestro padre San Francisco en celebridad de su renovación. Para la víspera hubo un castillo de fuegos artificiales y grandes candelas en la plazuela del convento. También se hizo un atril grande de pie y se compusieron otros dos y todos se pintaron de azul.
En el mes de agosto día tres se recibió de oficio comunicado por nuestro muy reverendo padre, el Vicario Provincial, la elección de Vicario Provincial, de nuestra orden en favor del reverendísimo padre, fray Juno de Madrid, provincial que era de Castilla, a petición de nuestro soberano, el señor don Fernando VII, a su santidad ilustrísimo padre León XII, quien despachó su bula en Roma en Santa María la mayor el día 30 de abril del presente año de 1824. Primero de su cuantificado eligiendo el Vicario principal de nuestra orden en los reinos de España al mencionado reverendísima, padre, fray Juno de Madrid y ha sido reconocido y obedecido como tal Vicario general.
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