martes, 3 de junio de 2014

Carta abierta a mi sobrina Esperanza.

Los hermanos Cabello Janeiro con abuela Joaquina
Ubrique, abril de 1936


Por José María Cabello
(Tito Pepe)

Carta abierta a mi sobrina Esperanza: 

    

              En vísperas del aniversario del fallecimiento de tu padre, quiero -con estas líneas- agradecerte a ti y a tus hermanos el mantenimiento del blog familiar que  a su nombre y al de tu madre habéis seguido  en tanto tiempo. Nos ha permitido mantener permanentemente su recuerdo, ha servido para establecer un vínculo invisible pero muy fuerte entre todos los que formamos parte de esa "dinastía" familiar de la que nos sentimos orgullosos.

       Se ha convertido-con vuestra solidaridad y apertura- en un punto común para  tantos ubriqueños de la diáspora que enriquecen su contenido con las aportaciones-muchas de ellas de auténtico rigor académico- en un marco de absoluta libertad de expresión. Y hasta nos ha ayudado el blog a que se nos haya hecho cortísimo el tiempo de su ausencia.

      Parece que fue ayer y han pasado ya catorce años en que vive en tantas obras por él realizadas y en nuestra memoria. Así  que como decano del apellido Cabello y desde la altura de mis ochenta y un años-ayer cumplidos, os doy las gracias. Muchas gracias "et ultra" (Ya sabes que mi latín es vulgar y no clásico como el tuyo o el de la prima María José).

       Y ahora, espigando en mis recuerdos algunos datos que completen el perfil de tu padre, mi hermano, que tan perfectamente habéis dibujado en tantos años. De la poliédrica personalidad de  Manolo Cabello (empresario, maestro, investigador, publicista, periodista, poeta...) yo destacaría su enorme voluntad de hierro. Pero  impredecible por paradógigo. Podía fallar en lo fácil y se crecía en lo difícil. 

 
 Manolo y Pepe, 1939


       Como ejemplo recuerdo que finalizado su bachillerato como interno en los Escolapios suspendió el examen de Estado en Sevilla  y lo aprobó en Madrid -a pecho descubierto- que era lo más difícil en aquellos años.

      Y ya en el Colegio acreditó sus dotes comerciales, que abundan en algunas de la familia (mis hermanas) y de las que carecemos otros. Y va de recuerdos: Uno y otro estábamos internos. Él en Sevilla y yo en Málaga. Pese a la distancia y las dificultades de comunicación de entonces seguíamos unidos. Él destacaba en ciencias, lo mío siempre fueron las letras. Llegamos a un acuerdo y a un cuasi contrato por el que yo le mandaba los ejercicios de latín traducidos y él me remitía la Revista “Calasancio”, que eran las únicas noticias deportivas que me permitían leer en mi "extraño colegio" donde no había ni radio ni periódico.

A  los años supe -por un compañero de su curso- que mis apuntes los vendía para su tabaco. Un dato curioso: mis nietos, los de tu prima Noemí Julia también están en los mismos. Pero los tiempos han cambiado: ahora son los Escolapios de Pijuelo hijos de Don José de Calasanz. Así los  conocen popularmente en Pozuelo de Alarcón.
 

    Y donde demostró su fortaleza, fue -sin duda- en sus inicios profesionales como Maestro. No podemos olvidar las circunstancias ambientales que le rodearon. En los años sesenta del pasado siglo sobrevino  en Ubrique una de las periódicas crisis de la marroquinería, que arrastró a  buen  número de industriales, entre ellos a mi hermano. Es un dato curioso que podía ser objeto de un estudio serio por algún sociólogo de las nuevas hornadas de universitarios locales. Y en un increíble "tour de forces" realizó los estudios  de Magisterio en un par de años, incluidos los ejercicios de oposición, -que consiguió a la primera. Pero todo ello cumplida ya la treintena, con cinco hijos en el mundo  estudiando fuera de su casa y sin ingreso económico alguno. Claro que para superar ese bache contó siempre con la ayuda silenciosa pero fuerte de tu madre Esperanza.-mujer superinteligente- que renunció a un brillante futuro académico para ser la ejemplar madre y esposa a la que todos queremos. Así aunque tardíamente se reencontró con su verdadera vocación docente que tantos y tan grandiosos frutos produjo y nos permite conservar su memoria y su recuerdo.

Y el recordar con más datos la fuerza de voluntad de tu padre, lo dejo para otro día. Prometido.

 
 Manolo y Pepe, años noventa




Sabes que tengo dificultad  para dominar este instrumento. Sin embargo no puedo decir adiós sin recordar mi aniversario del pasado año en que me ahogasteis de amor y de cariño. 
Os recuerdo y os quiero a todos. Agradezco también las  numerosas  felicitaciones que recibí ayer. Y mi enhorabuena final por el éxito académico de tu hijo Serafín por su doctorado. Bendita se la rama que a tan frondoso árbol sale. Claro que los escolásticos decían que "genus per speciem derogatur" Y aquí está claro que nuestros hijos y nietos han mejorado la especie.

Muchos besos del tío Pepe.

 (Continuará).




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1 comentario:

Esperanza Cabello Izquierdo dijo...

Querido Tito:
Es una carta preciosa, que me ha emocionado. Me da mucha añoranza y me produce mucha nostalgia leer esas líneas.
Pero algo que me consuela: veo que tú lo querías a él como él te quería a ti. Tú eras su hermano adorado, el modelo, el bueno, el inteligente. Te tenía en un pedestal, y siempre tenía palabras de amor fraternal para ti.
Por eso me emociona ver que tú lo quieres como él a ti. Abuela Julia estaría muy orgullosa y feliz de comprobar el amor de sus hijos.
Un beso enorme,
Esperanza