María Remedios Izquierdo, 1945
Por Esperanza Cabello
María Remedios Izquierdo Fernández nació un frío día de diciembre de 1943, era el sábado, once de diciembre, y una linda niñita vino a colmar de felicidad el hogar de Leandro Izquierdo y Natalia Fernández, recién mudados a su nueva casa en la calle San Pedro.
Sus hermanos mayores, Paco y Esperanza, estaban aún en el colegio en Ronda, faltaban pocos días para las vacaciones de Navidad, y sus otros hermanos: Leandro, Eduardo, Antonio y José Luis, jugaban tranquilos en las calles de Ubrique mientras su hermana pequeña venía al mundo ayudada por su madre y Dolores Esteban.
La niña fue la alegría de la casa en una familia golpeada por la reciente Guerra Civil, poco a poco la familia había ido recobrando el pulso y cuando el padre salió de la cárcel en la que había estado durante casi tres años fue el momento de apostar por el futuro. Los pequeños José Luis y María Remedios fueron muy bienvenidos en esta época de más tranquilidad y felicidad.
Para nosotros, los sobrinos, que fuimos llegando un par de décadas más tarde, nuestros tíos fueron un referente y una constante fuente de diversión y cariño. Más tarde, cuando José Luis se fue a Madrid y de los pequeños nuestra tía, ella se convirtió en nuestra hermana, en nuestra amiga, en nuestra maestra y en nuestra compañera para siempre.
Por eso, a pesar de que ha pasado el tiempo desde su muerte, no pasa ni un solo día en que no la recordemos y en el que volvamos a pensar en lo vulnerable de la vida y en la injusticia de la muerte.
Hoy cumpliría 71 años pero para nosotros siempre será una mujer joven y llena de vida, alegre, apasionada, cariñosa y feliz.
Un beso, tita.
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