Anuncio de máquinas de coser de 1881
Por Esperanza Cabello
A veces echamos de menos aquellos
tiempos en los que toda la ropa se hacía en la casa, en el "cuarto de la
costura", en el que los niños jugábamos mientras las costureras cosían
y bordaban tranquilamente toda la tarde. En aquel cuarto había una
máquina de coser Singer que era el orgullo de todas, hacía unos
pespuntes milimétricos y la habían comprado "a la dita", pagando poco a
poco los plazos semanales.
Aún conservamos la máquina, y, con la importancia que antaño tenían los objetos preciados, toda la documentación (en este enlace) .
Nuestra buena amiga Carmen Golfín nos
contó hace unas semanas que su familia tuvo que irse del pueblo durante el estallido de
la Guerra Civil, y cuando volvieron al cabo de los meses algunos vecinos
desaprensivos les habían robado sus pocos enseres, entre ellos, la
máquina de coser. Supieron quién la tenía, y fueron a reclamarla, pero
la ladrona decía que era de su propiedad. La madre de nuestra amiga
había guardado la documentación de su máquina, y contra esa prueba no
había robo posible, así que la ladrona se vió obligada a devolver la
máquina, avergonzada.
Es un recuerdo curioso y entrañable de
una "niña de la guerra" que queríamos contar para que no se perdiera,
ahora que, desgraciadamente, Carmen ya no podrá contarnos más historias. Quizás dentro de unos años sus nietos y nietas podrán leer este recuerdo y saber algo más de su abuela.
Con todo nuestro cariño y nuestra admiración por una mujer luchadora, valiente, fuerte y, por encima de todo, humana.
¡Hasta siempre, Carmen!
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario