Por Esperanza Cabello
Mañana viernes, 18 de diciembre, a las 19:30, en el salón de actos del IES Nuestra Señora de Los Remedios, el escritor José Manuel Benítez Ariza presentará su nueva publicación "Nosotros los de entonces", un libro de poesía amatoria escrita entre 1984 y 2015, publicado por La isla de Siltolá.
Imaginamos que el título de este nuevo libro es un tributo a Neruda, uno de los grandes poetas chilenos (quizás el más grande y el más conocido) y a su poema más apreciado, aquel que decía: "Puedo escribir los versos más tristes esta noche..."
O quizás sea un recuerdo de Gil de Biedma "Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos, aunque a veces nos guste una canción". Realmente se trata de una antología poética del escritor gaditano.
El acto estará presentado por nuestro compañero Pedro Bohórquez Gutiérrez y tendremos la ocasión de oír poemas escritos a lo largo de treinta años.
Benítez Ariza es uno de esos escritores capaz de "engancharte", para nosotros, que no somos grandes lectores de poesía, ha sido toda una revelación poder leer sus novelas, seguir de cerca ese diario íntimo que ha publicado en internet casi a diario "Columna de humo" y constatar, gracias a su amistad con nuestro compañero José Antonio Martel, su avance en el mundo de la literatura.
En esta entrevista de David Sierra podemos acercarnos un poco a José Manuel y conocerlo algo mejor, aunque, como siempre, la mejor forma de aproximarse a un escritor es a través de su obra.
Mañana viernes, a partir de las siete y media, tendremos la oportunidad de oírlo, pero, mientras tanto, José Manuel nos ha mandado un pequeño "aperitivo". Muchas gracias.
A LA MANERA DE RICARDO REIS
Sólo nos consta la
evidencia
del sentimiento ajeno:
ámame, Lidia,
que yo haré por amarte
y a la verdad palpable
de tus palabras y tus
gestos
contrapondré lo incierto de
mi amor.
¿Quién se conoce?
¿Quién, al mirarse en el espejo,
no se sabe una máscara
o la fachada ciega de una
casa a oscuras
donde suceden cosas
inconexas o absurdas
en cada habitación? Ámame,
Lidia.
Miro tu rostro y sé que no
tengo derecho
a imaginar en ti lo que
ignoro de mí.
Me bastan tu sonrisa y tus
palabras,
la certeza absoluta de lo que palpo y veo.
.
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