jueves, 19 de diciembre de 2013

Érase una vez una campana...

 Una grúa gigantesca en la calle del Perdón


 Por Esperanza Cabello

Ayer nos encontramos, sin pensarlo, con una escena muy curiosa. Al pasar por la plaza de Francisco Fatou, junto a la parroquia, vimos una grúa gigantesca con un brazo dirigido hacia el tejado de la iglesia.




Nos acercamos hacia la puerta para saber algo más  de esa grúa y nos encontramos con esta escena tan poco habitual: una imagen de la Virgen en medio de la nave central del templo.
Mientras la mirábamos  los empleados de una empresa de campanas bajaron la escalera del campanario y salieron rápidamente a la plaza.





Y en la plaza pudimos ver cómo una de las campanas de la torre de la iglesia emprendía un vuelo muy curioso, quizás emulando a sus compañeras francesas antes de Pascua.





Poquito a poco los empleados fueron manejando el brazo de la grúa mientras la campana bajaba, por primera vez en sabrá Dios cuánto tiempo... seguramente desde hace un centenar de años.






Los mayores del lugar recuerdan cuando hiceron el anterior arreglo de las campanas. Por lo visto las bajaron todas a la Plaza y las colocaron en hilera cerca de la fachada de la iglesia. Todos los niños y niñas del pueblo se acercaron a disfrutar del espectáculo de ver arreglar ("componer", como se decía antes) las campanas.





Y nuestra campana, que en realidad no era demasiado grande, fue bajando poquito a poco, pensábamos que iban a colocarla en la plaza de Francisco Fatou...







Y esperábamos poder acercarnos un poquito más a ella...




 Pero no, no íbamos a poder tocarla, ni siquiera verla tranquilamente (aunque pudimos observar que tenía varias inscripciones), porque la campana fue directamente a la cuba de la grúa que la había bajado. Preguntamos si estaba en malas condiciones, si la iban a arreglar y quiénes se encargarían de su limpiexa y puesta a punto.






Y, amablemente, nos respondieron que la empresa "Campanas Mendoza" sería la encargada de devolver a nuestra campana la sonoridad y el esplendor de siempre.
Estamos muy contentos de haber podido asistir a este momento tan curioso y tan novedoso para nuestro tranquilo pueblo.
Esperamos que vuelva pronto nuestra campanita, mientras, disfrutaremos un poquito del silencio y la tranquilidad de tener una campana menos repicando por las mañanas.



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1 comentario:

Anónimo dijo...

desde luego, la crónica publicada no puede ser mas completa. Gracias,Manolo. Antguamente esta ceremonia era todo un espectaculo, subiendola con polea.fuerza humana yel respetuoso miedo de los espectadores.Recuerdo especialmente la más gruesa en los finales cuarenta del siglo pasado.!Qué miedo!!PEPE