lunes, 3 de septiembre de 2018

¡Que cese la suelta de toros! Va por ellas

Parque Rafael Alberti. Ubrique
Fotografía gentileza de Manolo Cabello



Por Esperanza Cabello



Como cada vez que quiero expresar mi opinión particular en este blog familiar, hablo en femenino singular, por mí misma y por los que quieran adherirse.

Había pensado, como el año anterior, dejar pasar el día funesto de ayer sin ningún comentario. Bastante me avergüenza que en mi pueblo se maltrate, públicamente y por diversión, a dos animales por las calles del pueblo, delante de menores (a eso los enseñamos😢) y usurpando la vía pública durante unos días, con las consiguientes molestias a todos los vecinos.

Como tantos otros paisanos intento no estar en Ubrique, porque esta barbarie hace me me sienta impotente y triste, y porque integridad física de mi familia y la mía propia son, en este momento, más valiosas que cualquier otra cosa. Así que nos vamos de nuestro pueblo para no ser partícipes, de ninguna manera, de esta abominación. ¡Que termine pronto, por favor!

Pero ayer, al regreso, pasamos por un parque infantil de nuestro pueblo, había tres niñas de corta edad sentadas en un banco (diez u once años), y la conversación que oí me dejó helada:

-¿Tú has ido al toro?
-No, a mí no me gusta que maltraten a los animales. ¿Y tú?
-¡Qué va! Yo no soporto la sangre.


Y de eso se trata, de maltrato y sangre. Ayer hubo en Ubrique maltrato a animales y sangre, esta vez sangre animal y sangre humana, que también la hubo.
¿Eso es necesario? ¿Debemos seguir con este invento que ha salido de la imaginación de unos cuantos?
Ubrique es un pueblo señero, trabajador, alegre, diferente, lleno de arte, de pintores, de músicos, de artesanos, de escritores, de personas solidarias y comprometidas.
¿A qué viene permitir que se maltraten animales a nuestra vista, en nuestra calles?

Yo sé que solo puedo recurrir al sentido común de algunos, pero, por estas niñas, por estas generaciones que llegan y no quieren vivir donde se maltrate a animales y donde haya sangre, debo  apelar a nuestros gobernantes, primero a los gobernantes municipales, que si bien se encontraron el gol metido desde la legislatura anterior, no han hecho nada, a excepción de una concejala, por remediarlo y siguen participando con esta actividad como con cualquier otra que organizan las asociaciones.

Pero sobre todo a nuestros legisladores nacionales, y también a los europeos, en los que está nuestra esperanza. Poco a poco deberemos ir "tomando el tren" de la modernidad, de la sensibilidad y del respeto, y esto es como cuando en los ochenta era impensable llamar la atención aquel señor que se fumaba un puro en Los Amarillos a las seis de la mañana  y si lo hacías se ofendía, pero yo estaba convencida de que aquello no podía ser de ninguna manera (ahora a a nadie se le ocurre saltarse la ley, porque la ley promueve el respeto y los derechos de los no fumadores, porque fumar es nocivo y dañino).

Hoy día lo mismo es impensable para algunos que llamemos la atención por maltratar animales en la vía pública, a la vista de todos y con peligros para los vecinos, pero yo estoy convencida, por mí misma, por esas niñas que no soportan el maltrato ni la sangre y por todos, que merecemos vivir en un mundo mejor, de que pronto llegará ese momento en que no tengamos que avergonzarnos de pertenecer a esta, por otra parte, magnífica comunidad.

¡Que cese ya la suelta de toros en nuestras calles!

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